jueves, 2 de junio de 2022

MORANTE ABRIÓ TODAS LAS PUERTAS GRANDES

Por Antonio Luis Aguilera

Morante esculpiendo el toreo al natural. Foto Plaza1

Ver torear a Morante es tener ante nosotros la historia del toreo, poder mirar con nuestros ojos el acento artístico de Gallito, BelmonteChicuelo, PepínBienvenida Paula, ver lo mejor de todos los mejores desde principios del siglo XX a nuestros días, sin que José Antonio Morante Camacho pierda una pizca de su propia personalidad y genuina torería. Es poner en valor las grandes tauromaquias asimiladas, lo mejor de todas ellas, para crear una Tauromaquia personal, estremecedora, hermosa, sentimental, inolvidable por su belleza, capaz de iluminar la plaza con esa luz única, que desde el ruedo produce una sacudida que estremece al público de abajo a arriba, desde las tablas al tejado, para llevar la emoción a todos los espectadores ante la creación de un arte vivo, que nace y muere en cada pase, mientras cristaliza el milagro del toreo, como el revelado por el artista de La Puebla del Río en el palenque de Las Ventas el 1 de junio de 2022, ante un gran toro de Alcurrucén ("Pelucón", número 33, colorado, 590 kilos).

Cada suerte renovaba la pasión. Foto Plaza1

Ese toreo fluido y macizo que fue un milagro ante los ojos de una afición que no podía esperar jamás tanta emoción y belleza, la manifestada en una obra única e irrepetible, monumental como la plaza, que en cada suerte renovaba la pasión de los privilegiados espectadores del recinto. También, la que tuvieron todos aquellos que seguían la corrida por televisión, demostrándose que no es verdad que el vídeo no tenga sentimiento. Quien de verdad no tiene sentimiento es ese reglamento intervencionista y obsoleto, que penaliza una obra histórica por el fallo a espadas, impidiendo otorgar los trofeos al artista para que pueda salir a hombros por la puerta grande, algo que en otras épocas no fue así, cuando los apasionados aficionados se lo llevaban sí o sí en volandas hasta el mismo hotel.

¡Qué más da...! Morante abrió ayer de par en par todas las puertas más grandes y nobles del toreo, las de los corazones de los aficionados de verdad, que felices, agradecidos y emocionados guardarán entre sus preciados recuerdos ese toreo único, inolvidable y sentido, que tuvo lugar en la corrida de Beneficencia celebrada en 2022 en la capital del reino ante el rey de España. 

3 comentarios:

Alfredo Asensi dijo...

Excelente, como todos, este tu comentario a la faena ayer del gran Morante. Me levantó del sillón varias veces. Enhorabuena, amigo. Un fuerte abrazo.

JAragon dijo...

Capaz, como pocos, de resaltar la importancia de una faena llena de sentimiento y toreria, y denunciar la falta de valor de una presidenca, imcapaz de saltarse un reglamento injusto y falto de flexibilidad.
Enhorabuena

Luis Miguel López R. dijo...

Antonio Luis, ¡qué forma más bonita de plasmar y describir la obra de Morante en la pasada Beneficencia!
Tuve la suerte de presenciarlo en directo en la plaza y sólo puedo añadir que lo hizo con un toro que en ningún momento de su lidia hacía presagiar nada bueno. Aunque el encaste Núñez ya sabemos que es un toro frío de salida y empieza a definirse a partir del caballo. En el tercio de banderillas, “Pelucón”, que así se llamaba el de Alcurrucén, seguía sin ningún tipo de fijeza, provocando una lidia desordenada, con multitud de capotazos, saliendo con la cara alta…
Yo al menos y creo que la mayor parte de la plaza, no lo veía por ninguna parte. Perdí la esperanza y en pensé que otro año más, Morante no había tenido suerte en los sorteos y que quedaría inédito en Madrid…
Pero cuando el torero cigarrero se quedó a solas con el toro, con su muleta y su espada… salió ese fondo bueno de los de Alcurrucén que tantas tardes de triunfo han dado en el ruedo venteño. Surgió el milagro de ese toreo, que “abrió todas las puertas grandes” como bien dice Antonio en su artículo, o que no la abrió como pienso yo, porque sencillamente, no cabe por puerta alguna, porque ese toreo está más cerca del cielo, de las estrellas, de los sueños…

Gracias Antonio Luis. Enhorabuena por su artículo y sobre todo, por su sensibilidad.
Un fuerte abrazo.