Por Antonio Luis Aguilera
Andrés Roca Rey, triunfador de la feria de Córdoba. Foto Arjona (Cortesía de "Lances de Futuro") |
Terminada la feria taurina de Córdoba reflexionamos
sobre lo visto en la plaza de «Los Califas», que abrió sus puertas con unas
temperaturas de cuarenta grados a la sombra para celebrar las dos corridas
programadas por José María Garzón,
que esta ocasión no acertó a tocar la tecla que llevara al coso al
difícil público cordobés, que solo cubrió algo más de un cuarto el aforo para
ver a Diego Ventura, Morante y Pablo Aguado con los descastados y flojos toros de Juan Pedro Domecq, menos de media plaza
en la tarde de Alejandro Talavante, Andrés Roca Rey y Javier Moreno “Lagartijo”, con el más que interesante y encastado
encierro de Álvaro Núñez Benjumea, y
algo menos de un cuarto para presenciar la buena novillada de Talavante con Daniel Luque, González Écija
y Marcos Linares. Aforos que difieren mucho de los ofrecidos en los medios
de información, y que por supuesto habría deseado la empresa “Lances de
Futuro”.
Talavante otorga la alternativa a "Lagartijo" en presencia de Roca Rey. Foto Arjona (Cortesía de "Lances de Futuro") |
Tiene mucho mérito ser empresario taurino de
la plaza cordobesa, jugarse el dinero y el prestigio, para después tener que
andar con malabarismos en los ajustes de cuentas, que difícilmente podrán salir anunciando a las primeras figuras en las combinaciones, y por si fuera poco organizar una
novillada con picadores, espectáculo ruinoso por los gastos que genera. Por tanto, vaya por delante nuestro respeto a José
María Garzón.
En cuanto a lo ocurrido en el ruedo pasó lo
que tenía que pasar con la ganadería de Juan
Pedro Domecq, cuatro mulos con andares mortecinos, que vuelven a Córdoba
año tras año sin otra justificación que el supuesto interés de los primeros
espadas por actuar con un ganado que no molesta y permite sumar festejos sin
grandes dificultades. Morante anduvo
sobrado y artista con su lote, mientras Aguado
mostró ante sus aburridos ejemplares que no está en su mejor momento. Esa tarde se
lidiaron dos ejemplares para rejones de María
Guiomar Cortés de Moura, resultando bravísimo el jugado en cuarto lugar, al
que Diego Ventura desorejó por
partida doble en una magistral actuación. Ya está bien de vetar a esta primerísima figura del rejoneo en las ferias importantes. Los toreros deben ajustar sus cuentas en los ruedos y ante el toro.
Diego Ventura, Morante y Pablo Aguado. Foto Arjona (Cortesía de "Lances" de Futuro") |
Los aficionados aguardaban con agrado la presentación en Córdoba como ganadero de Álvaro Núñez Benjumea, que tras distanciarse de la ganadería paterna de Núñez del Cuvillo, que tantos éxitos cosechó cuando la dirigía, decidió emprender en solitario la difícil tarea de formar una ganadería. Trajo un encierro encastado, desigual pero bien presentado, variado de pelaje, donde nadie se aburrió por el juego de las reses. Destacó por su clase el bravo y noble toro del debut, con el que tomó la alternativa y cortó las orejas Javier Moreno, tras una actuación de gran entrega; más tarde mostró las lógicas carencias del oficio con el complicado sexto. Para los estadísticos el toro de la presentación de Álvaro Núñez como ganadero y de la ceremonia de alternativa, se llamaba “Campanito”, marcado con el número 25, colorado, de 500 kilos. Andrés Roca Rey demostró la autenticidad de su valor y torería con el difícil y complicado salinero que hizo de tercero, y toreó a placer al reservón quinto tras corregir defectos. El peruano ha vuelto esta campaña con todo su esplendor. Talavante, con el bravo y exigente cuarto firmó momentos de reencuentro con su toreo, sin que ante el soso y noble segundo pasara de detalles. De los cinco espadas actuantes el triunfador de la feria ha sido con diferencia Andrés Roca Rey, que vino a Córdoba dispuesto a salir a hombros por la puerta grande o la del cuarto del hule.
La buena novillada de Talavante dio opciones a los tres novilleros. Tuvo mérito la
actuación de Daniel de la Fuente,
que con la grave cornada sufrida hacía veinte días, aún sin curar, reaparecía
con el muslo abierto y visible cojera. Se entendió mejor y le pudo al exigente cuarto. Más verde pero con ganas de agradar estuvo el astigitano
Jaime González Écija, que mostró buenas maneras en su actuación, premiada
con un apéndice, y con el prestigioso premio "Oreja de oro" del "Club Calerito"; y muy decidido estuvo Marcos Linares, que pronto conectó con el público en su primero, al
que cortó una oreja, valiéndole el premio de actuar en la novillada de Santander que organiza la empresa "Lances de Futuro".
1 comentario:
Excelente crónica amigo Antonio.
Se nota que tengo ya unos poquitos años, por eso ¡echo tanto de menos tus tertulias por la radio!
Gracias
Un abrazo
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