viernes, 4 de diciembre de 2020

EL TEMPLE SE ENTRENA

Por Antonio Luis Aguilera 

Manolete engancha a la becerra con la misma panza de la muleta y la lleva embebida en los vuelos

La foto es de escasa calidad pero mantiene intacto su mensaje. Debe tener unos ochenta años y en ella observamos a Manolete interpretando el toreo actual, el de nuestro tiempo. Cuando se captó la instantánea, cuyo autor desconocemos, habrían transcurrido cinco a seis lustros de la revolución de Joselito y Belmonte. Pero el toreo ya era distinto al de su época, aunque algunos de los que escribieron la historia se habían apresurado en redactar el capítulo del toreo moderno atribuyendo "paternidades". Tenían un serio problema, pues la historia seguía su curso dejando en evidencia un relato inconcluso, para el que buscaron un titular rimbombante, que no ofreciera dudas, escogiendo la edad de oro del toreo, el mismo que en el siglo anterior había nominado la competencia entre Lagartijo y Frascuelo

Así las cosas, resultaba complejo reescribir la historia, y optaron por silenciar su curso, por esconder la evolución sin valorar un hecho que la cambiaba por completo, y lo que es peor, por ningunear al protagonista, el gran orfebre del toreo Manuel Jíménez Chicuelo, al que pretendieron envolver en el papel de regalo de la chicuelina, o catalogar como un fino torero sevillano. Pero no fue así, porque el torero de la torerísima Alameda de Hércules, aunque nacido en la trianera calle Betis, fue quien pulió y puso en valor el toreo de línea gallista, el ligado en redondo. Fue él quien con su gracia manifestó la geometría de la ligazón de los pases en redondo, demostrando que era posible alternando los terrenos de adentro y los de afuera, cuando entonces era habitual que el lidiador ocupara los de adentro -dando la espalda a tablas-, y el toro los de afuera, para dar dos pases: el natural y el cambiado o de pecho. Por tanto, Chicuelo fue el creador de la faena moderna, la que relaciona los pases y otorga cohesión a la lidia. Qué razón llevaba su banderillero Manuel González Buzón el Rerre, cuando la tarde del 24 de mayo de 1928 en Madrid, tras la apoteósica faena al toro Corchaíto, se dirigió a su maestro y le sentenció: "Manolo, hoy has cambiado el toreo".

Chicuelo otorga la alternativa a Manolete

Posteriormente vendría otro hecho determinante, la alternativa de Manolete, porque el 2 de julio de 1939 en la Maestranza de Sevilla, donde Chicuelo fue el gran triunfador cortando un rabo, el sevillano no solo entregaba al cordobés espada y muleta otorgándole el grado de matador de toros, sino que le cedía el testigo de su propio toreo, el que eslabona los pases, para que Manuel Rodríguez Sánchez, con el valor y la regularidad que atesoraba, lo implantara como el sistema al que habrían de adaptarse todos los toreros para expresar su arte. 

Manolete dio otra vuelta de tuerca a la ligazón con su forma de obligar a los toros quedados. Y toreó a la inmensa mayoría acortando las distancias con pasos laterales sin corregir su posición para provocar las embestidas. Pero los escolásticos le acusaron de perfilero, y organizaron campañas difamatorias que llegaron hasta después de su muerte, siendo una de las más tristes la engolada conferencia de un espada de distinta cuerda en el Ateneo madrileño, donde leyó lo que escribió o le escribieron, un manifiesto antimanoletista cuando ya el honrado y cabal torero de Córdoba no existía. Sin embargo, la lección de Manolete había sido suficientemente explicada en el ruedo y con el toro, por eso todos los toreros adoptaron el nuevo sistema para expresar su acento artístico. Además, el público no habría soportado el regreso de ese toreo de un pase aquí y otro allí, y exigía la ligazón de los pases en series en la faena de muleta. 

En la antigua fotografía vemos a Manolete entrenando en una placita campera en el marco de un paisaje otoñal. Relajado, con los botos clavados, el compás ligeramente abierto y desmayado el brazo que no torea. La escena expresa absoluta naturalidad. El torero ha enganchado la embestida con la panza de la muleta y lleva a la becerra embebida en los vuelos, mientras hundiendo el mentón acompaña el viaje con la cintura para sentir el temple con que somete a la res, que noblemente humilla siguiendo la bamba que suavemente la trae y la lleva en ese emocionante equilibrio de quietud de piernas, movimiento de brazos y goznes de muñecas que determina el toreo. ¿Entrenaba Manolete el temple...? 

Manolete descansa al sol en la plaza de tienta
Defendía el magistral escritor José Alameda que el temple se entrena, «que cuando se tiene un don, éste se acendra y afina con el ejercicio, no se entrenan sólo mecanismos concebidos, "se" entrena uno mismo, sus facultades, sus posibilidades, los niveles de su aptitud. El objeto del entrenamiento es el artista mismo». Y recordando una gélida mañana de invierno, que tuvo el orgullo de ser ayudante de Juan Belmonte en un tentadero celebrado en la ganadería de don Nemesio Villarroel, añadía: «Lejos del barullo de los cosos, y del delirio de los públicos, prácticamente sin ambiente, o digamos, en el ambiente neutral de la placita gris, de la mañana fría y del silencio, las formas esenciales del toreo de Belmonte, sus engranajes íntimos, sus goznes determinantes, cobraban un valor paradigmático y se veían, como en un cuadro "abstracto", los valores esenciales, despojados de la anécdota». 

Entendemos que para ser torero se necesitan dos cualidades con las que hay que nacer: el valor y el temple. Y consideramos que ambas se pueden entrenar por quienes las atesoran. Nos contaba Pascual Membrives, amigo entrañable de la Tertulia Tercio de Quites de Córdoba, una anécdota que vivió en su niñez y traemos a colación por la enseñanza que pueda aportar.

Manolete ayudándose por alto en un tentadero

Recordaba que estaba en la tapia de un tentadero dirigido por Manolete en la finca Las Cuevas, en el término de Villarrubia (Córdoba la Vieja), donde pastaba la ganadería de don Alfonso de Olivares. Su viuda, doña Conchita Gómez-Barzanallana, era aficionada práctica y con frecuencia salía a torear. En ello estaba cuando una de sus becerras la derribó. Inmediatamente, los banderilleros salieron para hacer el quite, pero Manolete les ordenó que se detuvieran: «¡No corráis, dejarla ahí un momento para que se le quite el miedo!». A continuación fue él mismo para llevarse la vaca y cuando se la había quitado preguntó a la ganadera: «¿Te has asustado?».

La teoría del gran analista taurino parece cobrar vida en la fotografía que nos ha servido para recordar la evolución del toreo moderno, aquel del que hablaba Guerrita en su Tauromaquia, iniciara Joselito, puliera Chicuelo e implantara Manolete. Una foto que también invita a reflexionar sobre el importante trabajo de los ganaderos, que seleccionaron un animal con mayor entrega y fijeza que posibilitara ese nuevo toreo.  

TEXTO RELACIONADO CON LA EVOLUCIÓN DEL TOREO:

1 comentario:

señorito dijo...

Como siempre templando y mandando.