sábado, 28 de agosto de 2021

EL DÍA QUE MURIÓ «MANOLETE»

(Linares, 28 de agosto de 1947: 74 aniversario)

«La muerte de Manolete», de Jesús Helguera. Óleo sobre lino (1958) 

«La muerte de Manolete» (óleo sobre lino, 1958) de Jesús Helguera, pintor mexicano de quien se afirma fue discípulo de Julio Romero de Torres, es un homenaje poco común al Califa cordobés muerto por una cornada en 1947. Un cuadro verdaderamente simbólico en el que se muestra al torero yaciente, cubierto por un capote, bajo la imponente presencia de un astado victorioso con la plaza al fondo. La muerte se encuentra representada en los cipreses y las nubes con forma cortante como navajas, y se adivina el alma del diestro en un lucero del cielo. Junto a la cabecera del ataúd reposan dos sombreros, uno cordobés y otro mexicano. Fuente: Luis Pineda: Blog «Tercio de Pinceles».

DOCUMENTAL «EL DÍA QUE MURIÓ MANOLETE»

FALSETAS POR MANOLETE

Por Manuel Benítez Carrasco (poeta)

Escribí estas «Falsetas por Manolete» a raíz de su muerte. En el año 1961, aniversario de la tragedia de Linares, me encontraba en Buenos Aires actuando con Manolo Caracol en el teatro Avenida. Pensamos dedicar un recuerdo a Manolete; y lo hicimos alternando estos versos con sus cantes por martinetes y seguiriyas. La casi improvisación resultó muy emotiva.

Como emotivo es para mí el recuerdo del amigo y genial cantante, ya desaparecido, Caracol. 

Linares, 28 de agosto de 1947. Manolete corresponde  
a la gran ovación del público dedicándole su última
sonrisa. Foto Francisco Cano (Cortesía Revista Aplausos).

Era un torero

vestido de valiente

de cuerpo entero.

 Manolete tenía

en su muleta

la seriedad y el temple

de una saeta.

La noble valentía

de la serrana,

 y el profundo misterio

de una seguiriya

gitana.

Bien podría decirse

que Manolete

era la forma en carne

de un martinete.

 Era un torero

vestido de valiente

de cuerpo entero.

 Al río Guadalquivir

que hubiera salido al ruedo,

ni por río ni por toro,

le hubiera tenido miedo.

 ¡Qué caballero iba,

qué caballero,

a una cita de muerte

de cuerpo entero!

 Siempre en peligro de muerte

tenía abierta la vida.

La vida se le asomaba

al borde de cada herida

para decirle a la muerte:

«Ven a quitarme la vida».

 Y fue un torero

que se vistió de muerte

de cuerpo entero. 


1 comentario:

Andrés Osado dijo...

Excelente muletazo, Maestro.
Un abrazo