sábado, 1 de enero de 2022

GAONA Y «JOSELITO» EN 1915

Por «Don Justo»

Portentoso par de banderillas, cuadrando en la misma cara, de
Rodolfo Gaona. Temporada de 1917. Foto "Al Toro México".

Releyendo la magnífica «Historia Ilustrada de la Tauromaquia» del gran aficionado y escritor Fernando Claramunt (Espasa-Calpe. Madrid 1992), nos detenemos en la más que interesante comparación que en ella se reproduce del cronista «Don Justo» (Isidro Amorós Manso), que fue publicada en la obra «Gaona-Joselito» (Madrid 1916). Siempre es un gozo leer e imaginar cómo fueron aquellos portentosos toreros. Veamos cómo se expresaba «Don Justo» en 1916: 

«Rodolfo Gaona con sus alzas y bajas y los alejamientos de la plaza madrileña por problemas con las empresas, afianza su prestigio en plazas de provincias en las principales ferias del año. Pese a todo en 1915 actuó nueve veces en Madrid justificando su fama con lo que realizó en los tres tercios.

Y no menos portentoso par de Joselito por los adentros 

De los dos toreros de la sevillana escuela, el de Gelves es más dominador y el de México más elegante y artista. No se trata de “borrar a Joselito” sino de contrastar su repertorio variado, fácil, de dominio, con el clasicismo de Gaona que practica un toreo de brazos más depurado, exquisito, menos basado en las facultades físicas.

¿Qué resulta de comparar uno y otro torero?

El dominio de la verónica de Joselito 

En el primer tercio se vislumbraría el dominio de Joselito. Recoge su capote inmediatamente los toros abantos. Recuerda mucho a Ricardo Torres Bombita con el compás muy abierto, cargando mucho la suerte pero echando hacia afuera el toro, con lo que la suerte pierde emoción. Rara vez intercala navarras o faroles en sus verónicas. El repertorio de quites es mucho más variado en Rodolfo Gaona, sobresaliendo el lance que Don Pío bautizó como “gaonera”. Uno y otro matador practican el quiebro de rodillas con limpieza, a la altura de la cintura (no la larga afarolada “mixtificación sin mérito alguno”). Pero los dos realizan con galanura cuantas largas clásicas, galleos, quites a punta de capote, medias verónicas y otros adornos se propongan. Joselito tiene gran habilidad para el recorte capote al brazo, al estilo de Reverte.

La elegancia del «Indio Grande» en la hora estelar de su toreo.

Con las banderillas José tiene todo el repertorio alegre y lleno de facultades de Guerrita mientras Gaona parea con la soberana elegancia y la majestuosidad de Lagartijo. José banderillea más “a la carrera”. En los pares de Gaona hay templanza, menos prisa y sobre todo más elegancia. José pasa ante la cara más rápido, no para, no cuadra lo debido “robando a la suerte lo que sólo saben apreciar los buenos aficionados”.  Se deja ver desde muy lejos, anda despacio hasta emprender la carrera iniciando ya el cuarteo con suma habilidad. Abusa de clavar por el lado derecho, por lo cual ha sufrido luego cogidas al entrar a matar.

La maestría de Joselito en el segundo tercio de la lidia

Gaona por su parte es en el segundo tercio un dechado de vistosidad y elegancia. Banderillea lo mismo por un lado que por otro con enorme facilidad. Camina hacia el toro con los brazos abiertos y la espalda ligeramente inclinada hacia atrás con pasos suaves y rítmicos. Da un golpecito con los palos antes de clavar, sin perder ningún tiempo y sin que padezca la reunión de los rehiletes. Es una costumbre clásica de los grandes banderilleros. Cuadra muy bien ante el toro. Uno y otro  torero son “tan excelentes rehileteros que podrían actuar con los ojos vendados y no desmerecen ante el recuerdo de Lagartijo y Guerrita”.

El escalofriante «par de Pamplona» de Rodolfo Gaona (8-7-1915)

En el último tercio sobresale el dominio de José con la muleta con el toro de peligro. El macheteo, toreo por la cara, la vista y las facultades son algo portentoso. No hay toro que se resista, por quebranto o por fascinación; agotado y entregado permitirá el adorno final y el entusiasmo del público.

La clase, el dominio y la seguridad de Joselito 

En las primeras temporadas de matador toreaba menos erguido, menos derecho, cargaba demasiado los pases.

Rodolfo, con sello propio, cuando le sale un toro bravo y codicioso se hace aplaudir como nadie. Los cambios de mano de la muleta en la misma cara del toro tienen gran precisión y sorprenden al público. A uno y otro torero se les acusó de manejar en exceso la mano derecha, pero saben torear al natural con gran pureza. Los naturales de Gaona, “impecables y de artística y soberana ejecución no los mejoraría nadie ni aún el mismísimo Cayetano Sanz o Lagartijo”.

José domina a los toros mansos. Rodolfo luce mucho con los bravos y pastueños.

Adorno de Rodolfo Gaona en la plaza de Madrid

Con la espada Rodolfo es superior a José. El diestro de Gelves suele no matar en la suerte natural, da la salida a las tablas con lo que el toro “hace mucho por el matador” y a menudo le quita la espada o le hace pasar dificultades alargándose mucho la faena. Por su parte Rodolfo mata bien, arranca derecho, lleva el estoque bien montado, dobla la cintura por el pitón y sale por los costillares. Sin ser un purista del volapié es notoria su superioridad en esto sobre Joselito. La suerte de recibir la han ejecutado uno y otro en pocas ocasiones.

Joselito en Santander (1912). Foto Francisco Goñi (El País)

De las corridas que torearon juntos en la temporada de 1915, Gaona quedó mejor en las tres tardes de Granada. En Mérida, el 24 de junio triunfo Gaona en todos los tercios. En Pamplona el 8 de julio Gallito sobresalió en quites y matando, pero Gaona estuvo mejor con las banderillas y la muleta. El 9 de julio en la misma plaza Joselito fue el triunfador, así como el Santander el 8 de agosto y en San Sebastián, donde Gaona, volteado, fue a parar a la enfermería. En Salamanca el 11 de septiembre Gaona superó a Joselito. Alternaban ese día con Gallo. El 13 de septiembre, también en Salamanca, estuvieron los dos igual de bien. En Valladolid con toros de Saltillo para Gaona, Joselito y Belmonte, tuvo más suerte Joselito y quedó mejor en general.

Estocada de Rodolfo Gaona

La última del año, la de Granada, fue con miuras pedidos expresamente por Joselito para alternar con Gaona y Belmonte. Gaona estuvo colosal en todo y Joselito mal».

Interesante e histórico testimonio. Posteriormente, pese a continuar obteniendo triunfos importantes, aquel soberbio torero mexicano que fue Rodolfo Gaona que demasiadas veces se olvida que encarnó un papel de primer protagonista en la «Edad de oro del toreo», como también lo hizo Rafael el Gallo—, tendría un desafortunado contratiempo privado, convertido en público, que marcaría dolorosa y cruelmente su imparable carrera en los ruedos. 

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