viernes, 13 de noviembre de 2020

CHICUELO-MANOLETE; MANOLETE-EL CORDOBÉS: ESTILO Y CONCEPTO.

Por Luis Miguel López Rojas

La sombra de Manolete sigue viva en toreo. Y si miramos bien, las de Chicuelo y Joselito.
Solo hay que seguir el hilo conductor de una historia apasionanteFoto: Ernesto Castillejo.

Una de las grandes dificultades que encontramos en cualquier ámbito de la vida, y en especial de las ciencias cuando tratamos de analizar algo, es separar lo superficial o el envoltorio, de lo realmente importante. En muchas de las ocasiones, se encuentra oculto y nos da las verdaderas claves del entendimiento. En la ciencia del toreo, la tauromaquia, no podía ser menos. 

Para explicar la evolución del toreo a través del estudio de los grandes toreros de su historia, en la mayoría de las ocasiones nos hemos basado en el estilo, envoltorio superficial donde juegan un papel determinante la estética y la personalidad del torero, en lugar del concepto, lo verdaderamente importante, donde se cimientan los pilares de su toreo.

Manuel Jiménez Chicuelo. Natural al toro Corchaíto (Graciliano Pérez Tabernero).
La faena que cambió el toreo. Madrid, 24 de mayo de 1928. Foto familia de Chicuelo.

Tratar de encontrar nexos de unión entre toreros tan diferentes como Chicuelo y Manolete, o Manolete y el Cordobés, basándonos en su estilo, resulta realmente difícil. Imposible diría yo. Nada tienen que ver la estética y personalidad de Manuel Jiménez Chicuelo, con la de Manuel Rodríguez Manolete, y todavía mucho menos, la de este con Manuel Benítez El Cordobés. Pero si quitamos ese envoltorio que es el estilo y lo analizamos desde el punto de vista del concepto, la cosa cambia. Pero no seré yo el que lo diga, sino los propios toreros. Dejemos que hablen.

Me resultan realmente interesantes las entrevistas publicadas a toreros o los libros de entrevistas, porque en determinadas ocasiones se sinceran o “se abren” al entrevistador, para ofrecer verdaderos descubrimientos que los analistas del toreo de todas las épocas dejaron pasar por alto.

Manolete consagra definitivamente el toreo moderno: el ligado en redondo.
 Natural al toro Perfecto (Miura). Barcelona, 2 de julio de 1944. Foto Mateo.

Para determinar la influencia de Chicuelo y Manolete, conviene leer completa la magnífica entrada escrita y publicada en este blog por Antonio Aguilera el pasado 2 de julio de 2020. “Chicuelo y Manolete: La línea gallista del toreo”. (https://plazadelalagunilla.blogspot.com/2020/07/chicuelo-y-manolete-la-linea-gallista.html). No obstante, cito aquí lo que me más interesa: “José Alameda tuvo oportunidad de comentarlo con el mismo Manolete y levantó acta en su obra «Los arquitectos del toreo moderno» (Ediciones Bellaterra, 2010), donde escribió: 

«… hemos visto que la aportación técnica de Manolete, su forma de obligar, tuvo una significación no sólo porque acortaba una distancia, sino porque lo hacía en rectitud. Esto no hubiera sido posible si Manolete hubiera estado en la línea de Belmonte, ya que, tal y como Belmonte entendía y practicaba el toreo, su cite oblicuo, su provocación en cruce, estaba cargado de razón.

El hecho es que Manolete procedía de la misma línea que Chicuelo. Esta afirmación sin duda parecerá sorprendente a muchos. Pero yo no digo que sea una opinión mía, me pongo categórico y sostengo que es una realidad, por eso he empezado diciendo «el hecho es». Y tan lo es que el primero en saberlo era el propio Manolete.

Corría el mes de febrero de 1946, cuando tuve ocasión de hablar con Manolete sobre este tema. Nos encontrábamos en el Hotel Reforma, de la ciudad de México, charlando mientras él terminaba de vestirse para acudir a una cita. Estaba en mangas de camisa, anudándose la corbata y, al oírme decir que yo encontraba mucha similitud entre su forma de torear y la de Chicuelo, volvió hacia mí sus ojos que revelaban una complacida sorpresa:

—Así es —dijo sin titubear—, la gente no suele verlo, porque la gente no se fija en esas cosas, pero ese es mi toreo. Yo creo que el torero debe mantenerse lo más posible en su centro, en la línea. Y, en eso el mejor que yo he visto ha sido Chicuelo».

Lo dice Manolete, dicho queda y escrito está.  

En las antípodas de estilo se encuentran la majestuosidad, sobriedad, incluso esa imagen de  halo de tristeza de Manolete, y la personalidad excéntrica, alegre y arrolladora, de ManuelHuracán Benítez”. Fue catalogado por los puristas de la época como toreo bufo, despreciando la grandiosidad que escondía su toreo fuera de esos gestos.

El pase natural más ortodoxo en la muleta de un hetedoroxo.
Estilo y concepto. El CordobésBancalero (Carlos Núñez).
Benítez corta el rabo en Sevilla, 20 de abril de 1964. Foto Arjona

Pero dejemos que nos lo aclare el propio Cordobés. En dos libros escritos por François Zumbiehl, “El torero y su sombra” (núm. 9, Colección La Tauromaquia de Espasa Calpe, 1987) y “La voz del toreo” (Alianza Editorial, 2002), se recoge la misma entrevista a Manuel Benítez. De este último, extraigo las siguientes frases: 

—“A Rafael Sánchez El Pipo le debo mucho… Los consejos suyos eran muy buenos, me valieron bastante. Me hablaba constantemente de Manolete, porque fue uno de sus grandes seguidores, y de alguna manera me metió su toreo en la cabeza” (página 153). 

“El hecho de ser cordobés no tiene nada que ver con Manolete. Cuando era pequeñito oía hablar de él. Para mí era un dios en el toreo cuando quería andar por esos caminos.

… Abriendo el compás ya traes al toro toreado; nunca puede ver el cuerpo. Lo difícil es aguantar con la muleta a la altura del cuerpo. De la otra forma, llevas al toro. Lo difícil no es torear al toro, es tocarlo; es dejar la mano muerta en un punto, en línea con el cuerpo, tocarlo, sacarlo del cuerpo y llevarlo allí. Es el medio pase. Abriendo la pierna y adelantando la muleta, ganas dos metros, y esto lo hace cualquiera. Pero lo otro, ¡amigo!, es muy difícil. Y también lo hacía Manolete. Ese toque era Manolete; y ganarle un pase al toro, no perdérselo” (página 155).

Lo dice el Cordobés, dicho queda y escrito está.  

Joselito en Valencia. Él fue el 
primer eslabón. Foto Martín Vidal

Por tanto, si quitamos el envoltorio tan diferente del estilo de estos toreros, y nos basamos en el concepto, podemos trazar una línea clara y precisa que une a Chicuelo y Manolete; Manolete y el Cordobés. El hilo del toreo. 

Y si queremos tirar un poco más de esa madeja, tal y como reconoce el Cordobés, fue su apoderado, El Pipo, el que le metió a Manolete en la cabeza. Como a Manolete, tantas veces le habló Camará de José Gómez Gallito. Y no había fuente más cristalina de la que beber, que aquella que manaba del mismo corazón de la Alameda de Hércules y de Chicuelo. Para llegar, como no podía de ser otra forma a Joselito, rey de los toreros. 

Gallito-Chicuelo-Manolete-El Cordobés. Estilos diferentes. Un mismo concepto. El toreo ligado en redondo.

 

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