viernes, 15 de noviembre de 2019

A CÓRDOBA

Por Rafael Duyos
Mezquita de Córdoba
 Para sentirte, Córdoba, musical y silente,

en ese eterno sábado de tu siesta romana,

vengo a ti con el férvido corazón que pulsa

verso a verso las cuerdas de tu lira coránica.

En el puente, está el César. Mahoma, en la Mezquita.

Tu Arcángel, por las calles… ¡Y Dios en los luceros!

Todo brilla con aire de luna fatigada

de rodar por la atmósfera sin alcanzar el cielo.

Así eres tú, mi Córdoba, con tu misterio antiguo

-si es que hay algún misterio debajo de tus losas-.

Todo el paisaje sufre de una augusta pereza

que le da a la esperanza calidades remotas.

Todo dormita en calma sin inquietud inútil.

Todo gira al compás de un zodiaco lentísimo…

y a ti misma, das vueltas, ausente de relojes,

sin prisas de llegada, seguro del arribo.

Cada piedra, una fecha; cada fecha, un recuerdo;

cada recuerdo, un nombre; cada nombre, una rosa;

y en la rosa lejana de tu siglo olvidado,

el perfume impasible de la canción de Roma.

Impasible el paisaje con la rueda del año.

Impasibles las venas dominando los nervios.

Impasibles las manos ardiendo sin quemarse.

Impasibles los ojos que no saben de sueño.
Córdoba. Calleja del pañuelo
Y en la pequeña plaza donde el amor suspira

y en la calle moruna donde casi no cabe,

de tan estrecha, el nudo de los labios que adoran,

se hace el beso plegaria y la caricia cante…

Un cante con sordina sobre cuerdas de esa

guitarra, que tan solo se rasguea de noche…

«Soleá» para un mundo de «jondas» soledades,

que cuelga en los olivos el eco de sus voces.

Y la sombra de Séneca que ronda desde siglos

dejando en cada esquina el jazmín de su sombra,

mientras recuerda a todos que si el alma está viva

no importa que las venas se mustien gota a gota…

Y los patios -¡tus patios!-, creadores de umbrías

donde el sol no se asoma sin permiso del aire,

donde el geranio tiene tratamiento de Alteza,

reclinando en los tiestos su corona de sangre.

Y ese mirar callada la ascensión de tus héroes;

de espaldas a las palmas de sus triunfales rutas,

para tener los brazos descansados el día

en que muertos o amargos retornan a tu cuna.
Monumento a Manolete en Santa Marina
Así, con tus toreros, con «tu torero», Córdoba,

con ese MANOLETE de tu leyenda nueva,

tan cercano y tan lejos a fuerza de ser grande

como un mito de Tauros de las romanas épocas.

Con su aquella serena manera de ir al toro,

buscando, sin saberlo, lo eterno, lo infinito;

y muriendo sin quejas -¡oh, Córdoba!- legarte

junto al Manuel ya muerto, el MANOLETE vivo…

Con su alamar cansado de rebotar injurias.

Con la rosada seda salpicada de envidias;

sin que nada ni nadie jamás le acobardasen.

tranquilo de sí mismo, seguro de su línea.

Pero todo, en silencio, sin quebrar el camino,

dando los enemigos al olvido más suave,

con el mismo desprecio fatal de su muleta

al girar en la impávida media luna del pase.

Y así, con él, dormida, la ciudad toda entera

saborea en silencio la gran verdad gozosa,

y ve dolor y muerte como algo irremediables

que hay que abrazar sin miedo, con alegría estoica.

La almena de la torre de la Malmuerta tiene

un vigía invisible que vela noche y día,

por que nadie se acerque a perturbar el orden

lacónico de siglos al compás senequista…

Y las palabras justas en las bocas felices

que saben del requiebro con aire de sentencia;

y los besos paganos junto a los besos benditos

bajo las viejas cruces que guardan las plazuelas…

Córdoba, sin gemidos para los grandes duelos,

susurrando la angustia sin que nadie se entere;

capaz de abrir al viento de la pena, a sabiendas,

de par en par, las rejas de ensueño de sus calles…

Maestra de armonía que aprendes de tu río,

para enseñar al mundo cómo andar por la vida…

«Sin prisa y sin descanso…» camino de los mares,

como tú, rumbo al cielo, ¡por tus torres arriba!
Córdoba. Puente Romano

JUAN SERRANO: SOLEARES DE CÓRDOBA







2 comentarios:

magui dijo...

precioso. un beso. Luisa.

Andrés Osado dijo...

Buena elección, amigo Antonio.
Como suele decirse:
"Se nota que tienes duende"
Un abrazo