Por
Antonio Luis Aguilera
Paco Laguna, a la derecha, con los miembros de la mesa de presentación de su nueva obra. Foto José L.Cuevas |
El pasado día 16 fue presentado en el Círculo de la
Amistad de Córdoba el libro «Manolete:
Leyenda viva en Villa del Río», cuyo autor es Francisco Laguna Menor. La obra, vigésima primera del extenso
catálogo de este autor ecijano, que ha sido editada con lujo de detalles por la
Diputación Provincial de Córdoba y el Ayuntamiento de Villa del Río, ofrece
abundante información gráfica e interesantes documentos inéditos en las 400
páginas que proponen un recorrido por la vida del diestro cordobés, donde se pone en
valor su huella como «rey del toreo» de la década de los años cuarenta del
pasado siglo.
La huella de «Manolete»
en el toreo no ha perdido actualidad, como lo demuestran sus fotos al ser
comparadas con las de espadas de su tiempo y otros anteriores. Es un toreo que no
está anticuado, a pesar de los 75 años que se han cumplido de su muerte, y su influencia,
definitiva en la arquitectura del moderno, proclama a Manuel Rodríguez Sánchez como uno de los mejores toreros de la historia del «arte de Cúchares» —con
permiso de los ditirambos que proclaman a un torero de nuestros días como «el más
grande de la historia»—, esa que magistralmente fue redactada por otros grandes
espadas, que no lo fueron menos en sus épocas, como Francisco Arjona Herrera «Curro Cúchares», Rafael Molina «Lagartijo»,
Rafael Guerra «Guerrita», José Gómez «Gallito», Juan Belmonte, Manuel
Jiménez «Chicuelo», Manuel Benítez «El Cordobés», Paco Ojeda, o José Tomás Román Martín, por citar algunos ejemplos.
Los aficionados cabales saben bien que cada tiempo tuvo su
toro —los ditirambos también han proclamado este año al mejor ganadero de la
historia—, sus toreros, su toreo, su público y sus propias circunstancias
históricas y sociales. Y no olvidan que para que hoy se toree de la forma
que se hace, fue indispensable el maravilloso y generoso magisterio, entre
otros, de los maestros mencionados, además del sagrado testimonio de entrega,
valor, dolor y sangre de una inmensa nómina de honorables toreros que nadie
recuerda. «Amén de los amenes», habría añadido José Álvarez «Juncal»
«Manolete» y «Lupe Sino». Foto José María Lara |
En la documentada obra de Paco Laguna, que ha investigado como pocos la vida e historia de Manuel Rodríguez Sánchez, también se recogen fotografías de los informes de la
Jefatura Superior de Policía de Madrid sobre la conducta de Antonia Bronchalo Lopesino, la novia del
torero, su inclinación política y la de
sus padres, por supuesto redactados con el desprecio propio de su tiempo para
los sospechosos de ser «rojos», su anterior matrimonio con un militar
republicano, y la pretendida prohibición para que acompañara al espada a
México. Pero «Manolete», elegante y valiente
en la plaza y fuera de ella, defendió a la mujer con la que convivió durante más
de tres años, y consiguió que lo acompañara al país hermano, donde nadie
fisgaba en la vida de nadie, como en la España de la perturbadora posguerra, aquella
represora en blanco y negro como los fotogramas del «NODO» que obligatoriamente
prologaba todas las sesiones de cine.
Informes policiales a un lado, la documentación que ofrece
este libro corrobora que «Manolete» y
«Lupe» vivieron adelantados a su tiempo, a pesar de saberse «señalados» por «saltarse a la torera» las normas de la cruzada Iglesia-Estado, donde de forma tan severa se combatían, además de otros frentes ideológicos,
los pecados que eran considerados inmorales e indecentes socialmente, como convivir con una mujer sin estar casados —otros tapadillos, como las habituales
«queridas» de los ricos, o las «sobrinas» de los curas con hijos de increíble
parecido al clérigo, eran silenciados de salir a la luz por tratarse de «debilidades humanas»—.
Antes de comenzar el acto de presentación del nuevo
trabajo de Paco Laguna se nos acercó
un señor que no conocíamos, que se identificó como Antonio Estévez Reyes y nos mostró su satisfacción por conocernos
personalmente, al ser lector de «Plaza de la Lagunilla», blog que sigue por ser un apasionado del inolvidable torero cordobés.
Nos informó que es autor de trabajos literarios, siendo su última novela
«Cuando no exista el mañana», y nos adelantó que lleva varios años documentando
y preparando la biografía de «Lupe Sino»,
que novelada editará la próxima primavera, donde Antoñita —como siempre la llamó «Manolete»— la guapísima alcarreña que tan
feliz lo hizo, será quien narrará en primera persona su historia con el torero, la férrea oposición del entorno profesional y familiar, así como su vida antes y después de conocer a quien consideró el gran amor
de su vida.
Antoñita y Manolo. Foto Santos Yubero (1947) |
Nos sorprendió gratamente la información que nos
facilitaba Antonio Estévez. También
las fotografías inéditas que nos mostró de la protagonista de su próxima obra,
tratadas con aplicaciones informáticas que las convierten en magníficas
instantáneas a todo color, que sin duda resaltan la belleza de la mujer que
enamoró a «Manolete». Nos habló de la
importante documentación recopilada, los valiosos testimonios de familiares y amigos
de España y México, y la colaboración con el proyecto de José María Lara, hijo del autor del mismo nombre
del libro «Manolete, yo me mando»,
editado por Bellaterra en 2017 y prologado por Orson Welles, una de las escasas obras donde se habla sin tapujos de
las personas y hechos que llevaron al fatal desenlace a un hombre hastiado del
toreo, ante el inmoral acoso de la prensa influyente y su cruel repercusión en el
público, y triste por la obstinada cerrazón de su madre a que formalizara su
relación con Lupe, boda que
definitivamente estaba prevista para el mes de octubre de 1947 en Barcelona,
como reveló el torero al periodista don Antonio Bellón la noche antes de morir, mientras viajaban desde
Manzanares a Linares, para pedirle que convenciera a su madre, al considerarlo
la única persona capaz de hacerlo y llevarla a esa ceremonia.
Con gran interés aguardamos la nueva obra sobre el torero del
que más libros se han escrito en la historia. Ahora será la pluma de Antonio Estévez la que prestará voz al
testimonio de quien fue su pareja de
hecho, la mujer de su vida, novia, confidente, fuente de paz, ilusión y alegría…
La protagonista de una historia moderna cuando la modernidad no existía, cuando
estaba prohibido adelantarse al tiempo que tocaba vivir y no se comprendía, como ahora tampoco lo entienden muchos, que el sacramento es un signo sagrado, y en el matrimonio
ese signo sagrado es el amor, no la bendición de un cura ni la anotación en un registro. Cuando el amor se acaba desaparece el signo sagrado, aunque la pareja siga
casada de por vida «como Dios manda».
Nuestra enhorabuena a Paco
Laguna por esta interesante obra, y a Antonio
Estévez por la iniciativa biográfica sobre la mujer que nunca tuvo voz en la narración de los hechos.
1 comentario:
Gran artículo Antonio Luis, siempre es una fuente de verdad tus artículos. El acto de presentación del enésima obra de arte del bueno de Paco Laguna en el mejor escenario posible, junto a nuestra breve pero intensa conversación sobre Antoñita Bronchalo Lupe Sino, me la guardo para siempre, pues no hay nada mejor en este Mundo que dar con personas empáticas y conocimiento. Fue un gran placer conocerte, si Dios quiere para marzo verá la luz la historia de vida de Antoñita Bronchalo, contada en primera persona por ella misma, de lo que fue una vida de película. Maestro, nos vemos pronto por nuestra Córdoba. Desde Fuengirola un abrazo enorme. A. Estévez Reyes
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