lunes, 25 de octubre de 2021

JUAN BELMONTE, «DON MODESTO» Y JUAN ORTEGA

Por Luis Miguel López Rojas

Juan Ortega meciendo la verónica. Foto Plaza de la Maestranza 

Cuando la atípica temporada taurina de este 2021 está a punto de echar el cierre, trato de saciar mis ansias por profundizar en los secretos de la tauromaquia a través de la lectura.

Leyendo el magnífico y lujosamente editado libro «Juan Belmonte, la huella de un retrato» (Ediciones Giralda), escrito por Jesús Cuesta Arana, en su tomo I, me encuentro con la última gran crónica escrita por «Don Modesto». Bajo este  pseudónimo, se escondía el famoso revistero D. José de la Loma y Milego, escritor y periodista taurino. Reconocido partidario de Ricardo Torres «Bombita», al que este hiperbólico y gran cronista bautizó como «El Papa, sumo pontífice del toreo». De la misma forma, a él se le atribuye poner el sobrenombre del «Papa Negro»  con el que todos conocemos a Manuel Mejías Rapela «Bienvenida III», patriarca de la dinastía «Bienvenida» haciendo un juego eclesiástico, entre el poder del Papa de la Iglesia Católica, siempre blanco, y el Prepósito General de los Jesuitas, siempre negro.

Media verónica del inolvidable Juan Belmonte

Su última gran crónica (puesto que falleció el 30 de enero de 1916), fue de una de las actuaciones más portentosas de Juan Belmonte en la vieja plaza de toros de Madrid (antigua de la carretera de Aragón). Para algunos, su faena al cuarto toro fue la más completa de Belmonte en su vida, superando incluso la del 2 de mayo de 1914 y la famosa del toro de la Viuda de Concha y Sierra en la corrida del Montepío de 1917. Fue el 23 de abril de 1915, compartiendo cartel con Vicente Pastor, Rafael «el Gallo» y «Joselito», que hicieron el paseíllo con el «Pasmo de Triana» para lidiar ocho toros de Murube. Dicha crónica fue publicada en las páginas del «El Liberal», titulada «Belmonte, a horcajadas de la luna, abre cátedra de torear». Una verdadera delicia leerla, cosa que les recomiendo (páginas 264 a 266, del citado libro).

Según la estaba leyendo, mi imaginación me transportó en el tiempo para situarme en la Maestranza, ciento seis años después, un 24 de septiembre de 2021, donde contemplé a otro Juan, también trianero, con el mismo apellido que «la Señá Grabiela» madre de «Gallito». Juan Ortega y su forma de cuajar por verónicas al segundo de la tarde. Así que permítanme apropiarme del final de la crónica de «Don Modesto» con la única sustitución de una palabra, ustedes pronto descubrirán cuál es…

Lance de Juan Ortega en la pintura de Tico de la Rosa

«Señores. Ayer Juan Ortega montó a horcajadas sobre la mismísima luna, y desde allí. Impávido, clásico, helénico, abrió cátedra de torear.

La multitud enronqueció de entusiasmo. A otra faena así, se van a poner las celdas de los manicomios por las nubes.  

Resumen: ¡Juan Ortega! En Sevilla, barrio de Triana, darán razón». 

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