Por Antonio Luis Aguilera
Magnífico muletazo de José María Manzanares en Sevilla. Foto Arjona |
El 24 de junio se cumplió medio siglo de la alternativa del matador de toros José María Dols Abellán, fallecido el 28 de octubre de 2014. José María Manzanares, espada que por el concepto, clase y calidad de su toreo ha sido considerado un «espejo de toreros», pues raro resultaría el caso de alguna de las figuras actuales que no lo haya tenido como modelo de referencia para expresar su arte. La ceremonia tuvo lugar el día grande de la feria de Hogueras de su Alicante natal, oficiada por Luis Miguel Dominguín y actuando de testigo Santiago Martín El Viti, perteneciendo la ganadería al hierro de Atanasio Fernández; el toro del doctorado, al que cortó las orejas y el rabo, se llamaba Rayito.
José María Dols Abellán: Manzanares |
El inolvidable torero alicantino permaneció en
activo hasta el 2 de mayo de 2006, cuando en la plaza de Sevilla no hubo suerte y tras la lidia del sexto, sin previo aviso, decidió dejar el toreo activo, diciéndole a su hijo José María, matador de toros del
mismo nombre y apodo, que cogiera unas tijeras y saliera al tercio para quitarle
el añadido que simula la coleta. Reaccionaron ante el imprevisto varios matadores y
subalternos que estaban en la corrida, que saltaron al ruedo para cogerlo a hombros y sacarlo así por la anhelada Puerta del Príncipe de la Maestranza, mérito que a punto estuvo de lograr varias tardes en
la que era una de sus plazas favoritas, pero que nunca alcanzó durante su carrera. Así pues, por encima del preceptivo éxito artístico y de los trofeos exigidos para abrirla, sus compañeros quisieron reconocer la categoría del maestro, al que se disputaron por llevar de costaleros.
Un emocionado Manzanares a hombros de Enrique Ponce. |
Hablar del maestro de Alicante es hacerlo de
quien desde sus inicios fue un referente para los aficionados del toreo clásico, uno de los pocos espadas al que se marcan los carteles de las ferias grandes para seguirlo, porque
gusta lo qué hace y cómo lo hace: el toreo con elegancia y maestría, sin estridencias, con
suave dominio y un marcado acento personal que cautiva por su belleza y señorío.
Vamos a recordar la huella del alicantino en la plaza de Los
Califas, donde José María hizo diecinueve paseíllos para actuar en dieciséis corridas de toros y tres festivales
benéficos.
Su debut en Córdoba fue como espada de
alternativa el 26 de mayo de 1973, tarde que se lidiaron toros de
la recordada divisa cordobesa de don Francisco
Martínez Benavides —encaste Santacoloma-Urquijo, que por brava y enclasada gozaba de un excelente momento y que el torero
de Alicante mató con frecuencia—, acartelado con el cordobés Antonio José Galán, que cortó cuatro
orejas y un rabo, y José Luis Galloso, que cortó una
oreja al sexto. José María resolvió su presentación cortando las
dos orejas al segundo y una al quinto. Por cierto, esa tarde se dio la
vuelta al ruedo a Madrileño, al
que Galán había cortado el rabo.
Ese mismo año, en la desaparecida feria de
septiembre, Manzanares haría su segundo paseíllo el día 26, alternando con José Fuentes, ovación y palmas; y Ruiz Miguel, vuelta y dos orejas. Se lidiaron
cuatro ejemplares de don Juan Gallardo
Santos, uno (4º) de don Julio
Garrido y otro (6º) de Prieto de la
Cal. Su balance fue ovación y silencio.
El 25 de mayo de 1975, José María Manzanares
volvía a triunfar con rotundidad en la plaza cordobesa, cortando las dos orejas
del segundo y otra al quinto. En su tercera corrida, con toros de don Manuel González Cabello, alternó con Sebastián
Palomo Linares, que fue ovacionado en ambos; y Paco
Alcalde, que cortó la oreja al
tercero y dio la vuelta al ruedo en el sexto. Manzanares fue proclamado el triunfador
de la feria con la adjudicación del trofeo Manolete
del Ayuntamiento de la ciudad.
La cuarta cita como matador de toros fue el 30
de mayo de 1976, tarde que se jugaron astados de doña María Coronel de Núñez. Manzanares, que encabezaba la terna,
fue aplaudido en el primero y cortó las dos orejas del cuarto; Paco Alcalde fue ovacionado y escuchó palmas; y Agustín Parra Parrita cortaba una oreja a cada uno
de sus ejemplares.
Córdoba, 29 de mayo de 1977. Curro Romero, José María Manzanares y Paquirri. Foto Arjona. |
El 29 de mayo de 1977 Manzanares toreaba su quinta corrida
en el coso califal, cortando las dos orejas al sexto y siendo aplaudido en el
tercero. Alternó con Curro Romero, división de
opiniones y ovación; y Francisco Rivera Paquirri, que cortó las dos orejas
al segundo y fue ovacionado en el quinto. Los toros pertenecieron, cinco a la
ganadería de don Francisco Martínez
Benavides, y uno (5º) a los Herederos de don Salvador Guardiola.
La sexta comparecencia de José María Manzanares en
corrida de toros tuvo dos partes, porque en la tarde del 26 de mayo de 1978 fue tal la
tormenta y el fuerte aguacero que descargó durante la lidia del primer astado, que en pocos minutos el
ruedo quedó impracticable para el toreo. Empresa, autoridad y toreros acordaron que la
corrida se celebrara tres días después, el 29 de mayo, lidiándose los cinco toros restantes.
Así pues, en la nueva fecha se pudo llevar a cabo y el balance de este festejo de
dos sesiones fue Antonio José Galán,
oreja y dos orejas; José María Manzanares, vuelta y palmas; y Niño de la Capea, ovación
y oreja. Los toros pertenecieron a don Francisco
Martínez Benavides.
La séptima corrida de José María Manzanares en Los Califas fue el 27 de mayo de 1979, tarde
que nuevamente se lidiaron cinco toros de don Francisco Martínez Benavides y uno (6º) de doña Mercedes Pérez Tabernero, corrido como sobrero. El albaceteño Dámaso González fue ovacionado en el
primero y cortó una oreja al cuarto; Manzanares cortó las dos orejas al
segundo y una al quinto; y Niño de la Capea fue silenciado en
su lote.
Manzanares al natural en Sevilla. Foto Arjona |
Por octava vez como matador de toros haría el paseíllo el 25 de mayo de 1980, para lidiar toros de Torrestrella con Francisco Rivera Paquirri, división de opiniones y dos orejas; Manzanares, ovación y oreja; y Luis Francisco Esplá, vuelta tras aviso y ovación. Al tercer ejemplar, de nombre Rompevientos, se le concedió la vuelta al ruedo.
La tarde del 26 de mayo de 1982 el diestro
alicantino sumaría su novena actuación compartiendo cartel con Paquirri, oreja y vuelta, y Dámaso González, vuelta
y silencio. Manzanares dio la vuelta en el tercero y escuchó palmas en el sexto.
Los toros pertenecieron, tres al hierro de don Ramón Sánchez Rodríguez y tres (2º, 3º y 4º) al de su hijo don Ramón Sánchez Recio.
Cuatro años después, la tarde del 25 de mayo
de 1986, José María Manzanares sumaba su décima corrida
en Córdoba. Se lidiaron toros de los Herederos de don José Luis Osborne para el espada alicantino, que fue pitado en el
primero y cortó una oreja al cuarto; Paco
Ojeda, oreja y ovación; y Juan
Antonio Ruiz Espartaco, silencio
y ovación.
En la feria siguiente, la tarde del 26 de mayo
de 1987, Manzanares sumaba su corrida número once. Se jugaron cinco
toros de don Ramón Sánchez y uno (6º) de don Alonso Moreno. El balance de José María fue pitos y división de
opiniones; Paco Ojeda, ovación y
silencio; y Emilio Oliva, oreja y palmas.
El inolvidable toreo de Manzanares. Foto Arjona |
Para la corrida número doce, celebrada la tarde siguiente, se jugaron cuatro toros de los Herederos de don José Luis Osborne y dos (1º y 5º) de don Ramón Sánchez. Manzanares cortó la oreja al primero y fue ovacionado en el cuarto; Niño de la Capea, palmas y ovación; y Fernando Cepeda, vuelta al ruedo y palmas.
La tarde doce más uno tuvo lugar el 25 de mayo
de 1989, corriéndose cinco toros de El Torero y uno (3º) de Hermanos González Sánchez-Dalp. Manzanares
fue ovacionado en ambos; Manili, dos vueltas al ruedo y
ovación; y Fernando Cepeda, vuelta y
silencio.
El 24 de mayo de 1991, para su corrida catorce
en Córdoba, se jugaron tres toros de Montalvo
y tres (1º, 5º y 6º) de Arauz de Robles.
Curro Romero fue abroncado en ambos; Manzanares escuchó ovación y pitos;
y Julio Aparicio, fue pitado en su
lote, siendo avisado en el sexto.
Al año siguiente, la tarde del 31 de mayo de
1992, José María se anunció con
toros de los Herederos de don José Luis
Osborne, siendo ovacionado en el primero y silenciado en el cuarto; Niño
de la Capea, fue ovacionado en ambos; y Rafael González Chiquilín
escuchó ovación y palmas.
Toreando al natural a un santacoloma de doña Ana Romero. Última corrida en Córdoba. Foto Arjona |
Y así llegamos a su último paseíllo como matador
de toros, que fue el 1 de junio de 1996. Aquella tarde el mal uso de la espada
impidió un gran éxito al maestro de Alicante, que con los bravos santacoloma de doña Ana Romero, remendados con un sobrero de don Juan José González (2º), ofreció una soberana tarde de toros. José
María Manzanares dio la vuelta al ruedo en el primero y fue fuertemente
ovacionado en el cuarto; José Miguel Arroyo Joselito cortó una oreja a
cada uno de su lote; y Juan Serrano Finito de Córdoba cortó
una oreja al tercero y las dos al sexto tras una gran actuación.
En cuanto a los festivales, en tres ocasiones
pisó José
María Manzanares el ruedo califal para colaborar con su arte en causas
benéficas. La primera vez fue el 22 de abril de 1979, cuando el torero de
Alicante vistió de corto para colaborar con la Escuela Taurina del Círculo
Taurino de Córdoba, despachando utreros de Torrestrella. Le acompañaron los
maestros Paco Camino (dos orejas), Gabriel de la Haba Zurito (oreja) y Pedro
Gutiérrez Niño de la Capea (dos
orejas y rabo), y los novilleros Fernando
Vera (oreja), Fermín Vioque
(vuelta) y Antonio Tejero (dos
orejas). Manzanares cortó una oreja.
Su segundo paseíllo con el marsellés tuvo
lugar el 19 de diciembre de 1998, festejo a favor de la Hermandad de Jesús Caído de Córdoba (la de los toreros). Aquella
tarde se jugaron dos novillos de Miguel
Báez Litri (1º y 3º), dos de Los
Guateles (5º y 7º) y tres de Enrique
Ponce (2º, 4º y 6º). Abrió plaza el rejoneador Martín González Porras, que cortó una oreja; en lidia ordinaria, José
María Manzanares fue ovacionado; Litri cortó una oreja; Enrique Ponce, dos orejas; Chiquilín,
oreja; José Luis Moreno, oreja; y el
novillero Rafael Sánchez Pulido, dos
orejas.
Su último paseíllo en el albero califal fue vestido
de corto el 25 de marzo de 2006, actuando a beneficio de la Asociación contra el Cáncer en Córdoba.
Se lidió un toro de Castilblanco para rejones, y seis utreros de Manuel
y Antonio Tornay. El rejoneador Leonardo
Hernández hijo fue ovacionado; José María Manzanares, silenciado; Enrique Ponce, oreja; Jesulín
de Ubrique, oreja; Rivera
Ordóñez, oreja; Salvador Cortés,
dos orejas; y el novillero Julio Benítez
El Cordobés, oreja.
Pepe Manzanares (padre de José María), Fernando Carrasco (crítico de ABC) y el autor del blog. Antiguo hotel Meliá Córdoba, 31-5-1992 . Foto Marogo. |
Este es el historial de José María Dols Abellán en Córdoba, el hijo del banderillero Pepe Manzanares, al que su padre transmitió la afición y de quien recibió, además del apodo y las nociones básicas del oficio, el permanente consejo de que el toreo es clasicismo y pureza para acariciar las embestidas y expresar artísticamente un sentimiento. La gran referencia del maestro de Alicante, como la de tantos otros, fue Antonio Ordóñez, pero también bebió de las cristalinas fuentes de Antonio Bienvenida, Paco Camino, Santiago Martín El Viti, José Fuentes y otros toreros hasta pulir un estilo con sello propio, inconfundible por la bella expresión de las suertes, su cadencia en la forma de acompañarlas con la cintura, y la maestría con que las ejecutaba desde que se colocaba para enganchar hasta que las soltaba para ligar la serie, dibujando inolvidables y templados trazos que engrandecía con su empaque de clásica torería.
Al cumplirse cincuenta años de la alternativa de José María Manzanares, rendimos honor a uno de los maestros del toreo, de los que dejaron su huella imborrable en el corazón de los aficionados, que lo recuerdan con la admiración y emoción que merece la elegante belleza de su arte.
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