viernes, 9 de julio de 2021

JOSÉ MARÍA MANZANARES EN CÓRDOBA

Por Antonio Luis Aguilera

Magnífico muletazo de José María Manzanares en Sevilla. Foto Arjona

El 24 de junio se cumplió medio siglo de la alternativa del matador de toros José María Dols Abellán, fallecido el 28 de octubre de 2014. José María Manzanares, espada que por el concepto, clase y calidad de su toreo ha sido considerado un «espejo de toreros», pues raro resultaría el caso de alguna de las figuras actuales que no lo haya tenido como modelo de referencia para expresar su arte. La ceremonia tuvo lugar el día grande de la feria de Hogueras de su Alicante natal, oficiada por Luis Miguel Dominguín y actuando de testigo Santiago Martín El Viti, perteneciendo la ganadería al hierro de Atanasio Fernández; el toro del doctorado, al que cortó las orejas y el rabo, se llamaba Rayito.

José María Dols Abellán: Manzanares

El inolvidable torero alicantino permaneció en activo hasta el 2 de mayo de 2006, cuando en la plaza de Sevilla no hubo suerte y tras la lidia del sexto, sin previo aviso, decidió dejar el toreo activo, diciéndole a su hijo José María, matador de toros del mismo nombre y apodo, que cogiera unas tijeras y saliera al tercio para quitarle el añadido que simula la coleta. Reaccionaron ante el imprevisto varios matadores y subalternos que estaban en la corrida, que saltaron al ruedo para cogerlo a hombros y sacarlo así por la anhelada Puerta del Príncipe de la Maestranza, mérito que a punto estuvo de lograr varias tardes en la que era una de sus plazas favoritas, pero que nunca alcanzó durante su carrera. Así pues, por encima del preceptivo éxito artístico y de los trofeos exigidos para abrirla, sus compañeros quisieron reconocer la categoría del maestro, al que se disputaron por llevar de costaleros

Un emocionado Manzanares 
a hombros de Enrique Ponce.

Hablar del maestro de Alicante es hacerlo de quien desde sus inicios fue un referente para los aficionados del toreo clásico, uno de los pocos espadas al que se marcan los carteles de las ferias grandes para seguirlo, porque gusta lo qué hace y cómo lo hace: el toreo con elegancia y maestría, sin estridencias, con suave dominio y un marcado acento personal que cautiva por su belleza y señorío.

Vamos a recordar la huella del alicantino en la plaza de Los Califas, donde José María hizo diecinueve paseíllos para actuar en dieciséis corridas de toros y tres festivales benéficos.

Su debut en Córdoba fue como espada de alternativa el 26 de mayo de 1973, tarde que se lidiaron toros de la recordada divisa cordobesa de don Francisco Martínez Benavides —encaste Santacoloma-Urquijo, que por brava y enclasada gozaba de un excelente momento y que el torero de Alicante mató con frecuencia—, acartelado con el cordobés Antonio José Galán, que cortó cuatro orejas y un rabo, y José Luis Galloso, que cortó una oreja al sexto. José María resolvió su presentación cortando las dos orejas al segundo y una al quinto. Por cierto, esa tarde se dio la vuelta al ruedo a Madrileño, al que Galán había cortado el rabo.

Ese mismo año, en la desaparecida feria de septiembre, Manzanares haría su segundo paseíllo el día 26, alternando con José Fuentes, ovación y palmas; y Ruiz Miguel, vuelta y dos orejas. Se lidiaron cuatro ejemplares de don Juan Gallardo Santos, uno (4º) de don Julio Garrido y otro (6º) de Prieto de la Cal. Su balance fue ovación y silencio.

El 25 de mayo de 1975, José María Manzanares volvía a triunfar con rotundidad en la plaza cordobesa, cortando las dos orejas del segundo y otra al quinto. En su tercera corrida, con toros de don Manuel González Cabello, alternó con Sebastián Palomo Linares, que fue ovacionado en ambos; y Paco Alcalde, que cortó la oreja al tercero y dio la vuelta al ruedo en el sexto. Manzanares fue proclamado el triunfador de la feria con la adjudicación del trofeo Manolete del Ayuntamiento de la ciudad.

La cuarta cita como matador de toros fue el 30 de mayo de 1976, tarde que se jugaron astados de doña María Coronel de Núñez. Manzanares, que encabezaba la terna, fue aplaudido en el primero y cortó las dos orejas del cuarto; Paco Alcalde fue ovacionado y escuchó palmas; y Agustín Parra Parrita cortaba una oreja a cada uno de sus ejemplares.

Córdoba, 29 de mayo de 1977. Curro Romero,
José María Manzanares y Paquirri. Foto Arjona.

El 29 de mayo de 1977 Manzanares toreaba su quinta corrida en el coso califal, cortando las dos orejas al sexto y siendo aplaudido en el tercero. Alternó con Curro Romero, división de opiniones y ovación; y Francisco Rivera Paquirri, que cortó las dos orejas al segundo y fue ovacionado en el quinto. Los toros pertenecieron, cinco a la ganadería de don Francisco Martínez Benavides, y uno (5º) a los Herederos de don Salvador Guardiola.

La sexta comparecencia de José María Manzanares en corrida de toros tuvo dos partes, porque en la tarde del 26 de mayo de 1978 fue tal la tormenta y el fuerte aguacero que descargó durante la lidia del primer astado, que en pocos minutos el ruedo quedó impracticable para el toreo. Empresa, autoridad y toreros acordaron que la corrida se celebrara tres días después, el 29 de mayo, lidiándose los cinco toros restantes. Así pues, en la nueva fecha se pudo llevar a cabo y el balance de este festejo de dos sesiones fue Antonio José Galán, oreja y dos orejas; José María Manzanares, vuelta y palmas; y Niño de la Capea, ovación y oreja. Los toros pertenecieron a don Francisco Martínez Benavides.

La séptima corrida de José María Manzanares en Los Califas fue el 27 de mayo de 1979, tarde que nuevamente se lidiaron cinco toros de don Francisco Martínez Benavides y uno (6º) de doña Mercedes Pérez Tabernero, corrido como sobrero. El albaceteño Dámaso González fue ovacionado en el primero y cortó una oreja al cuarto; Manzanares cortó las dos orejas al segundo y una al quinto; y Niño de la Capea fue silenciado en su lote.

Manzanares al natural en Sevilla. Foto Arjona

Por octava vez como matador de toros haría el paseíllo el 25 de mayo de 1980, para lidiar toros de Torrestrella con Francisco Rivera Paquirri, división de opiniones y dos orejas; Manzanares, ovación y oreja; y Luis Francisco Esplá, vuelta tras aviso y ovación. Al tercer ejemplar, de nombre Rompevientos, se le concedió la vuelta al ruedo.

La tarde del 26 de mayo de 1982 el diestro alicantino sumaría su novena actuación compartiendo cartel con Paquirri, oreja y vuelta, y Dámaso González, vuelta y silencio. Manzanares dio la vuelta en el tercero y escuchó palmas en el sexto. Los toros pertenecieron, tres al hierro de don Ramón Sánchez Rodríguez y tres (2º, 3º y 4º) al de su hijo don Ramón Sánchez Recio.

Cuatro años después, la tarde del 25 de mayo de 1986, José María Manzanares sumaba su décima corrida en Córdoba. Se lidiaron toros de los Herederos de don José Luis Osborne para el espada alicantino, que fue pitado en el primero y cortó una oreja al cuarto; Paco Ojeda, oreja y ovación; y Juan Antonio Ruiz Espartaco, silencio y ovación.

En la feria siguiente, la tarde del 26 de mayo de 1987, Manzanares sumaba su corrida número once. Se jugaron cinco toros de don Ramón Sánchez y uno (6º) de don Alonso Moreno. El balance de José María fue pitos y división de opiniones; Paco Ojeda, ovación y silencio; y Emilio Oliva, oreja y palmas.

El inolvidable toreo de Manzanares. Foto Arjona

Para la corrida número doce, celebrada la tarde siguiente, se jugaron cuatro toros de los Herederos de don José Luis Osborne y dos (1º y 5º) de don Ramón Sánchez. Manzanares cortó la oreja al primero y fue ovacionado en el cuarto; Niño de la Capea, palmas y ovación; y Fernando Cepeda, vuelta al ruedo y palmas.

La tarde doce más uno tuvo lugar el 25 de mayo de 1989, corriéndose cinco toros de El Torero y uno (3º) de Hermanos González Sánchez-Dalp. Manzanares fue ovacionado en ambos; Manili, dos vueltas al ruedo y ovación; y Fernando Cepeda, vuelta y silencio.

El 24 de mayo de 1991, para su corrida catorce en Córdoba, se jugaron tres toros de Montalvo y tres (1º, 5º y 6º) de Arauz de Robles. Curro Romero fue abroncado en ambos; Manzanares escuchó ovación y pitos; y Julio Aparicio, fue pitado en su lote, siendo avisado en el sexto. 

Al año siguiente, la tarde del 31 de mayo de 1992, José María se anunció con toros de los Herederos de don José Luis Osborne, siendo ovacionado en el primero y silenciado en el cuarto; Niño de la Capea, fue ovacionado en ambos; y Rafael González Chiquilín escuchó ovación y palmas.

Toreando al natural a un santacoloma de doña Ana
Romero. Última corrida en Córdoba. Foto Arjona

Y así llegamos a su último paseíllo como matador de toros, que fue el 1 de junio de 1996. Aquella tarde el mal uso de la espada impidió un gran éxito al maestro de Alicante, que con los bravos santacoloma de doña Ana Romero, remendados con un sobrero de don Juan José González (2º), ofreció una soberana tarde de toros. José María Manzanares dio la vuelta al ruedo en el primero y fue fuertemente ovacionado en el cuarto; José Miguel Arroyo Joselito cortó una oreja a cada uno de su lote; y Juan Serrano Finito de Córdoba cortó una oreja al tercero y las dos al sexto tras una gran actuación.

En cuanto a los festivales, en tres ocasiones pisó José María Manzanares el ruedo califal para colaborar con su arte en causas benéficas. La primera vez fue el 22 de abril de 1979, cuando el torero de Alicante vistió de corto para colaborar con la Escuela Taurina del Círculo Taurino de Córdoba, despachando utreros de Torrestrella. Le acompañaron los maestros Paco Camino (dos orejas), Gabriel de la Haba Zurito (oreja) y Pedro Gutiérrez Niño de la Capea (dos orejas y rabo), y los novilleros Fernando Vera (oreja), Fermín Vioque (vuelta) y Antonio Tejero (dos orejas). Manzanares cortó una oreja.

Su segundo paseíllo con el marsellés tuvo lugar el 19 de diciembre de 1998, festejo a favor de la Hermandad de Jesús Caído de Córdoba (la de los toreros). Aquella tarde se jugaron dos novillos de Miguel Báez Litri (1º y 3º), dos de Los Guateles (5º y 7º) y tres de Enrique Ponce (2º, 4º y 6º). Abrió plaza el rejoneador Martín González Porras, que cortó una oreja; en lidia ordinaria, José María Manzanares fue ovacionado; Litri cortó una oreja; Enrique Ponce, dos orejas; Chiquilín, oreja; José Luis Moreno, oreja; y el novillero Rafael Sánchez Pulido, dos orejas.

Su último paseíllo en el albero califal fue vestido de corto el 25 de marzo de 2006, actuando a beneficio de la Asociación contra el Cáncer en Córdoba. Se lidió un toro de Castilblanco para rejones, y seis utreros de Manuel y Antonio Tornay. El rejoneador Leonardo Hernández hijo fue ovacionado; José María Manzanares, silenciado; Enrique Ponce, oreja; Jesulín de Ubrique, oreja; Rivera Ordóñez, oreja; Salvador Cortés, dos orejas; y el novillero Julio Benítez El Cordobés, oreja.

Pepe Manzanares (padre de José María), Fernando Carrasco (crítico de ABC)
 y el autor del blog. Antiguo hotel Meliá Córdoba, 31-5-1992 . Foto Marogo.

Este es el historial de José María Dols Abellán en Córdoba, el hijo del banderillero Pepe Manzanares, al que su padre transmitió la afición y de quien recibió, además del apodo y las nociones básicas del oficio, el permanente consejo de que el toreo es clasicismo y pureza para acariciar las embestidas y expresar artísticamente un sentimiento. La gran referencia del maestro de Alicante, como la de tantos otros, fue Antonio Ordóñez, pero también bebió de las cristalinas fuentes de Antonio BienvenidaPaco Camino, Santiago Martín El Viti, José Fuentes y otros toreros hasta pulir un estilo con sello propio, inconfundible por la bella expresión de las suertes, su cadencia en la forma de acompañarlas con la cintura, y la maestría con que las ejecutaba desde que se colocaba para enganchar hasta que las soltaba para ligar la serie, dibujando inolvidables y templados trazos que engrandecía con su empaque de clásica torería.

Al cumplirse cincuenta años de la alternativa de José María Manzanares, rendimos honor a uno de los maestros del toreo, de los que dejaron su huella imborrable en el corazón de los aficionados, que lo recuerdan con la admiración y emoción que merece la elegante belleza de su arte. 

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