jueves, 2 de mayo de 2019

"CHICUELO" VUELVE A TRIUNFAR EN TOLEDO, CIEN AÑOS DESPUÉS

Por Luis Miguel López Rojas
Chicuelo: suerte del molinillo en Toledo. Foto familia Chicuelo
Dentro de la XXXIV Semana Cultural Taurina que organiza la Peña Taurina de Sonseca (Toledo), el pasado viernes 26 de abril, tuvo lugar un emotivo homenaje a la figura de Manuel Jiménez Moreno Chicuelo.

Bajo el título “Manuel Jiménez Chicuelo, el creador de la faena moderna (en el centenario de su alternativa 1919-2019)”, este acto se viene a encuadrar dentro de los que quieren conmemorar tan importante acontecimiento taurino, y situarlo a la altura de los que ya tuvieron Gallito, en 2012, y Belmonte, en 2013. Aquellos, cuyo pistoletazo de salida tuvo lugar en el Ateneo de Sevilla, homenaje capitaneado por José Morente, en el que intervinieron Rafael Jiménez Castro -Rafaelito Chicuelo- y Manuel Jiménez Amador Chicuelo, hijo y nieto, respectivamente del gran Chicuelo. Continuaron, como no podía ser de otra manera, en Córdoba el pasado 9 de marzo. Concretamente en La Carlota. Acto organizado por el Círculo Taurino Juan Ortega, donde intervinieron  Antonio Luis Aguilera, autor de este blog, Manuel Jiménez Amador y Pepe Luis Vargas.

En este camino iniciado hacia el norte, cruzar Despeñaperros “pa arriba”, atravesar la llanura manchega como lo hiciera el Ingenioso Hidalgo, podemos decir sin temor a equivocarnos que Chicuelo triunfó en Toledo. A las puertas de Madrid: “Su Madrid”.

Magistralmente conducido por Antonio Luis Aguilera, que desgranó la verdadera importancia que el torero de la Alameda ha tenido como arquitecto del toreo moderno. Chicuelo ha sido seguramente el torero más injustamente tratado por los que han escrito y nos han contado la historia del toreo. Quisieron despacharlo únicamente como un torero artista, pinturero, fundador de la “escuela sevillana”, o como el creador de algunos pases de muleta, como el de costadillo y el de la firma; o de capote, por el lance que con su nombre pasará a la eternidad: la “chicuelina”. Pero Chicuelo es más. Mucho más. Perfectamente argumentado, como ya lo hiciera uno de los más grandes historiadores del toreo, el gran Pepe Alameda, que así firmaba Luis Carlos Fernández y López-Valdemoro (Pepe por Joselito y Alameda, por la Alameda de Hércules, como relató Antonio Luis), nos descifró la línea Guerrita-Gallito  -el gran Joselito el Gallo, por siempre rey de los toreros y fuente de la que bebe directamente Chicuelo-. Y Chicuelo como referente de Manuel Rodríguez Sánchez Manolete. De alternativa y, lo más importante, de concepto. Ese toreo cristaliza y desde ese momento nada será igual. Se impone la faena moderna, la línea del toreo natural, la del ligado en redondo: los pases enlazando las series como en la poesía los versos componen las estrofas, para dar forma al poema de la faena. La línea sin la que no se entiende el toreo de nuestro tiempo, y que motiva en muchas ocasiones la incomprensión de lo que acontece en el ruedo.  Sin entender a Manolete (culmen de esa línea), no se puede entender el  toreo de hoy. Y es que cada tarde, en cada faena, resucita Manolete, y con él,  Chicuelo. Y Gallito, Guerrita
Justo López Rosado, Luis Miguel López Rojas, Antonio L. Aguilera y Manolo Chicuelo
Una vez captada la atención de todos los aficionados y expuestos estos pilares del toreo como las columnas que custodian la “Alameda de Hércules”, donde se ubica la casa de los Chicuelo, Antonio Luis dio paso a su nieto, Manuel Jiménez Amador. “Solo” por la condición de torero y nieto de “Chicuelo” habría sido más que suficiente para justificar su presencia, pero además hizo una brillante demostración de conocimiento de la historia del toreo en general y del sevillano en particular.

Impregnó todo el Teatro Echegaray de aromas de Sevilla, de aromas de su abuelo. Con una memoria fuera de lo común, fue contando la vida de su abuelo, de lo que ha vivido y le ha contado su padre: Rafaelito Chicuelo. Fue tocar el mito. En una especie de “encerrona”, sin ningún tipo de preparación previa, se fueron proyectando fotos de su abuelo y él iba ofreciendo datos de la fecha, plaza, nombre del toro o de la ganadería. Y todo aderezado con anécdotas que hicieron las delicias de los aficionados allí reunidos.

Sevilla y Córdoba, ciudades sin las que no se puede entender la historia de toreo.  Córdoba (Antonio) y Sevilla (Manuel), hablando de Manuel Jiménez Chicuelo, sin el que tampoco se puede comprender la  historia del toreo.  Pasaron más de horas e incluso después de terminar el acto, los aficionados seguían acercándose para seguir preguntando por esta grandiosa figura. Así que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Manuel Jiménez Moreno, el gran Chicuelo, ha vuelto a triunfar en Toledo, como lo hiciera en vida en la plaza de toros de la ciudad Imperial.

Esperamos que Madrid -su Madrid-, aquel que lo vio cambiar la historia del toreo con una sola faena, la de Corchaíto, también le vuelva a abrir sus puertas de par en par y le rinda el homenaje que merece en el año que se conmemora el centenario de su alternativa. 
Alternativa de Chicuelo de manos de Juan Belmonte. Sevilla 28/9/1919.
POSDATA PARA ANTONIO LUIS AGUILERA Y MANUEL JIMÉNEZ AMADOR:

Justo López Rosado,  presidente de la Peña Taurina “Sonseca”, en nombre de todos sus socios y el suyo propio, les agradece su absoluta disposición, de forma totalmente desinteresada, para que fuera posible este bonito homenaje en la XXXIV Semana Cultural Taurina. Se llevan un trocito de corazón de toda la afición sonsecana.

A nivel particular, tuve un premio adicional. Llevarles en mi coche a la estación del tren me hizo sentirme por momentos chófer de toreros. Escucharles hablar de toros y compartir tertulia con ustedes, en lo que es mi gran pasión, fue un placer y un privilegio. Cada vez iba más despacio para que el camino durara lo máximo posible… (Manuel lo llamó “conducir con temple...” Creo que me descubrió). Lo guardaré en lo más profundo de mi corazón.

Muchísimas gracias y hasta pronto.


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