miércoles, 3 de octubre de 2018

LOS "VICTORINOS" EN CÓRDOBA

Por Antonio Luis Aguilera        
Tercio de varas de un victorino en Córdoba. Foto Fidel Arroyo.
La ganadería que adquiriera en 1965 don Victorino Martín de Andrés  -a la familia Escudero Calvo, la fundada en 1912 por el marqués de Albaserrada con reses del Conde de Santa Coloma, origen Saltillo- reconocido por la afición como uno de los mejores criadores de la historia del toreo, ha lidiado en la plaza de Los Califas de Córdoba un total de siete festejos, que se desglosan en cinco corridas de toros, una de cuatro ejemplares y otra, de diferentes ganaderías, con una sola res. Sin tratarse de un elevado número de festejos, el gran ganadero gozó de enorme prestigio, y de la añoranza de la afición cordobesa cuando dejó de lidiar.

Victorino Martín de Andrés debutó en la plaza de Córdoba el sábado 26 de mayo de 1984, siendo empresarios del coso los hermanos José y Manuel Flores Cubero “Camará”. En aquella ocasión el público llenó algo más de tres cuartos del aforo para contemplar la lidia de un encierro bien presentado y de juego desigual, al que se enfrentaron Francisco Ruiz Miguel, que fue ovacionado en el primero y silenciado en el cuarto; José Antonio Campuzano, que recibió una ovación en el segundo y cortó una oreja en el quinto tras un aviso, y Tomás Campuzano, cuyo balance fue silencio y dos orejas. Al sexto toro, de nombre Majetón, se le concedió la vuelta al ruedo.           

Puerta de toriles de Los Califas. Foto Fidel Arroyo.
Repitió el criador de Galapagar el 25 de mayo de 1985, siendo empresarios los hermanos Flores Cubero con su cuñado Antonio Pérez-Barquero Herrera. El cartel anunciaba seis ejemplares que serían lidiados, mano a mano, por los hermanos Campuzano. En las taquillas se colocó el cartel de “no hay billetes” y resultó una corrida triunfal. El balance de José Antonio (lila y oro) fue oreja, vuelta al ruedo y dos orejas, y el de Tomás (tabaco y oro) oreja, oreja y dos orejas. Al sexto ejemplar se le dio la vuelta al ruedo. Atendía por Bailaor, número 121, 538 kilos, negro bragado. Al final del festejo salieron de la plaza a hombros por la puerta grande los hermanos Campuzano, Victorino Martín de Andrés y el mayoral de la ganadería, Julio Presumido.
      
   
Divisa azul y encarnada. Foto F. Arroyo.
Volvió a llenarse el coso de Ciudad Jardín el miércoles 28 de mayo de 1986 para ver el juego de  los “albaserradas” de Victorino, pues escasos fueron los huecos que quedaron sin cubrir en gradas altas e impidieron cerrar las taquillas. Esa tarde hicieron el paseíllo Francisco Ruiz Miguel (grana y oro), que cortó la oreja del que abría plaza y las dos del cuarto; Dámaso González (blanco y oro), que paseó las dos orejas del segundo y fue ovacionado en el quinto; y Tomás Campuzano (grana y oro), que cortó una oreja del tercero y las dos y el rabo del sexto. Al cuarto ejemplar de la tarde, de nombre Molinito, número 166, cárdeno y con 487 kilos, se le dio la vuelta al ruedo por aclamación popular, sin la preceptiva autorización del presidente. Los tres espadas, el ganadero y el mayoral salieron un año más a hombros por la puerta grande del coso califal.   

Victorino Martín era por méritos indiscutibles el ídolo de la afición de Córdoba y su provincia. Como era lógico y de suponer, el anuncio de sus toros volvió a llenar la plaza la tarde del 30 de mayo de 1987. Sin embargo, el viento que soplaba a favor del afamado ganadero iba a cambiar de dirección esa feria, donde no completó corrida en el reconocimiento y solo lidió cuatro toros, al ser rechazados dos ejemplares por los veterinarios. El lote se completó con dos reses de José Luis Ambel Villanueva, encaste Bohórquez, corridos en 1º y 3º lugar. Para despachar el encierro se ciñeron el capote de paseo Francisco Ruiz Miguel (rosa y oro), que fue ovacionado en el primero y cortó las dos orejas al cuarto; José Antonio Campuzano (celeste y oro), que escuchó música de viento en su lote;  y Tomás Campuzano (corinto y oro), que cortó la oreja al tercero y dio la vuelta en el sexto.
        

Toro de Victorino Martín lidiado en Córdoba en 
 mayo de 2008. Foto Fidel Arroyo

Después de cuatro años consecutivos siendo dueño y señor de la feria de Córdoba, Victorino se anuncia la tarde del sábado 28 de mayo de 1988, pero le son rechazados cinco toros en el reconocimiento veterinario, juicio que el criador considera injusto y toma la decisión de no lidiar ese año en la única plaza de primera categoría que entonces había conquistado en Andalucía. Con esta decisión iba terminar su apasionado romance con quien de verdad no tenía culpa alguna: la fiel afición de la ciudad de la Mezquita y su provincia. Aquella tarde los albaserradas fueron sustituidos por dos toros de Guardiola Domínguez (1º y 6º), dos de Guardiola Fantoni (2º y 4º) y dos de Ramón Sánchez Recio (3º y 5º, este último lidiado como sobrero resultó bravísimo). Y aunque en taquillas se devolvieron localidades, el coso registró una gran entrada, cubriéndose tres cuartos del aforo. Actuaron Francisco Ruiz Miguel (azul marino y oro), que fue ovacionado en el primero y cortó las dos orejas del cuarto; Víctor Mendes (azul marino y oro), que dio la vuelta al ruedo en el segundo y cortó una oreja al quinto; y Fermín Vioque (marfil y oro), que fue ovacionado en el tercero tras escuchar un aviso y dio la vuelta en el sexto. Apuntamos de aquella tarde la magnífica lección de brega que impartió en el redondel el banderillero cordobés Pepín Fernández.

Nueve años habrían de transcurrir para que la ganadería de Victorino volviera a lidiar en Córdoba. Fue el 26 de septiembre de 1997, corrida organizada por el Ayuntamiento de la ciudad para conmemorar el cuarenta aniversario de la muerte de Manolete. Aquella tarde saltaron al ruedo, por orden de lidia, toros de Samuel Flores, Cebada Gago, Torrestrella, Victorino Martín, Miura, y María Luisa Domínguez Pérez de Vargas. Todos fueron pitados en el arrastre excepto el 2º, que fue ovacionado. Actuaron en el homenaje al Monstruo Enrique Ponce (rosa palo y oro), que fue ovacionado en el primero y cortó una oreja al cuarto; Rafael González “Chiquilín” (blanco y plata), que cortó una oreja al segundo y fue ovacionado en el quinto; y Manuel Díaz “El Cordobés” (tabaco y oro), que fue ovacionado en el tercero y cortó una oreja al sexto. La plaza se cubrió en tres cuartas partes y el festejo fue transmitido en directo por TVE1. Las cabezas de aquellos seis ejemplares fueron embalsamadas y están expuestas en el salón de actos de la plaza. Fueron testigos de aquella corrida homenaje, los matadores de toros contemporáneos de Manolete: Juanito Bienvenida, Jaime Marco El Choni, Manuel Escudero, Rafael Llorente, Manuel Álvarez Andaluz, Rafael Martín Vázquez, Angelete, Manuel Navarro y Julián Marín.          

 Templado natural de José Luis Moreno a un victorino
 que surca el albero con el hocico. Foto Fidel Arroyo

Tres años después, la tarde del domingo 28 de mayo, Victorino retornaba a Córdoba con un encierro  completo para cerrar la feria de mayo de 2000, siendo Paco Dorado empresario de Los Califas. Pero la plaza ya no volvió a llenarse como en la década de los ochenta, solo registró un tercio de aforo para ver la actuación de Luis Francisco Esplá (azul marino y oro), que fue ovacionado en el primero y cortó una oreja al cuarto; Raúl Gracia El Tato (burdeos y oro), que fue pitado en su lote; y José Luis Moreno  (grana y oro), que cortó una oreja al tercero y fue fuertemente ovacionado en el que cerraba plaza. 
Entrega de toro y torero. José L. Moreno hunde las zapatillas y baja
la mano para conducir la humillada embestida. Foto Fidel Arroyo.

La última comparecencia de Victorino en Los Califas tuvo lugar en la feria de mayo de 2008, siendo Taurotoro la empresa arrendataria del coso. La corrida tuvo lugar el domingo 25 de mayo, fue televisada por Canal Sur, y la plaza registró un tercio de aforo. Alternaron Pepín Liria (azul marino y oro), que se despedía de la afición cordobesa, cuyo balance fue oreja en el primero y ovación en el cuarto; José Luis Moreno (tabaco y oro), que cortó una oreja a cada uno de su lote; y Antonio Ferrera (berenjena y oro), que fue ovacionado en ambos.

  Estocada de José Luis Moreno. Foto Fidel Arroyo.

En resumen, la ganadería de Victorino Martín ha sumado siete festejos en la plaza de Córdoba, lidiando cinco corridas completas, una de cuatro ejemplares y otra de uno,  lo que suma un total de 35 toros, de los que tres fueron premiados con la vuelta al ruedo -aunque la de Molinito en 1986 no fuera autorizada por el palco-, a los que les cortaron 26 orejas y 1 rabo, y propiciaron siete salidas a hombros por la puerta grande, de las que tres fueron para Tomás Campuzano (1984, 1985 y 1986), dos para Francisco Ruiz Miguel (1986 y 1987), una de José Antonio Campuzano (1985), y otra para Dámaso González (1986). Un dato importante del añorado ganadero se refiere al enorme tirón taquillero de su primera época: Tres cuartos largos del aforo en la feria de 1984, lleno de “no hay billetes” en 1985;  llenos en 1986 y 1987; y tres cuartos en 1988 sin lidiar, al ser rechazada la corrida pero haber estado anunciado para el festejo.     

Los premios con que la afición cordobesa distinguió a don Victorino Martín de Andrés fueron los siguientes: “Toro de Oro” del Círculo Taurino de Córdoba en 1985, por Ventolero. Premio al toro de mejor juego de la feria de 2000 del Restaurante Mesón “El Toro”. Trofeo “José María Martorell” de la Tertulia Taurina “Tercio de Quites”, correspondiente a la temporada de 2004, en reconocimiento a su ejemplar trayectoria como ganadero. Premio al mejor toro de la feria de 2008 del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Córdoba, por Mostrenco. Y finalmente, salvo omisión, premio de la Tertulia “El Castoreño” del Círculo de la Amistad a la mejor corrida y de mejor juego de la feria de 2008. 

Victorino Martín de Andrés recibe en el año 2005 el trofeo "José María 
Martorell"  de la Tertulia Taurina "Tercio de Quites" de Córdoba.
Sirva el presente artículo como recuerdo y homenaje al extraordinario ganadero don Victorino Martín de Andrés, al cumplirse hoy 3 de octubre el primer aniversario de su fallecimiento.






4 comentarios:

Andrés Osado dijo...

Amigo Antonio: seguro que si te aprieto un poco, eres capaz de decirnos los colores del traje y de la corbata de los presidentes de dichas corridas. ¡Genial semblanza!

magui dijo...

¡Cómo recuerdo esas tardes!, y, sobre todo, esos carteles de "No hay billetes" Q difícil tenemos q se vuelva a poner ese cartel en Córdoba.
gracias, Antonio.

Luis Miguel López R. dijo...

Bonita forma de homenajear a D. Victorino Martín en el aniversario de su muerte, con esta entrada de “su historia” en Córdoba.
Enhorabuena D. Antonio Luis.

ADOLFO dijo...

Recuerdo cómo mató el maestro Tomás Campuzano a aquel bailaor: en el centro del ruedo de una estocada en lo alto recibiendo. El toro quedó parado, pero no terminaba de doblar. Tomás se arriesgó a sacarle el estoque y con él mismo descabellar, y acertó a la primera. Fue espectacular.