domingo, 24 de abril de 2022

SEVILLA EN ABRIL

Por Antonio Luis Aguilera

Juan Belmonte, en la escultura de Venancio
Blanco, mira a la Maestranza desde Triana.  

Divisar la plaza de toros de la Maestranza desde Triana, bajo la escultura de Juan Belmonte, símbolo de la fecunda historia torera del barrio, resulta emocionante para los aficionados, una emoción que se vuelve sonrisa a escasos metros, en el paso de peatones de la calle Betis, al recordar que fue allí donde José Álvarez «Juncal», el entrañable personaje de Jaime de Armiñán inmortalizado por Paco Rabal, ayudaba a cruzar a un ciego «¡con muy mala leche!», que cambiaba de opinión una y otra vez para volver a cruzar de una acera a otra. También, donde el viejo torero, asomado a la barandilla del río, se quitaba respetuosamente el sombrero, para saludar a su plaza:

—«Buenos días, mi reina. ¿Has descansado bien? Y yo me alegro».

La Maestranza es la plaza más bonita del toreo

Admirar la plaza de la Maestranza desde el otro lado del río conmueve a quienes consideran que el toreo es una escuela de vida, un mundo de valores que va más allá de lo que ocurre en el ruedo, pues su singularidad trasciende a las Bellas Artes para enraizarlo en la literatura, escultura, pintura, cine, música… En la cultura de un pueblo que en el declive del toreo caballeresco, al término de la dinastía de los Austria, hizo suyo el toreo a pie, forjando un arte que nació del valor y arrojo de las clases humildes, fascinadas por enfrentarse al toro y arriesgar su integridad en un peligroso juego, tan emocionante y gallardo como efímero, donde el hombre desafía al animal con un trozo de tela para burlar su acometida. La inteligencia frente a la fuerza, la representación real de un encuentro a vida o muerte, las primeras hazañas de unos «chulos» convertidos en héroes, que con sus invectivas —«chulerías»—, gracia y destreza fueron creando «suertes», esos lances o actos ejecutados al toro que entusiasmarían a generaciones de españoles, mientras los escribanos se apresuraban a redactar los primeros capítulos de una nueva y apasionante historia: la Tauromaquia.

Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla

Una historia que tuvo mucho que ver con Sevilla, ciudad que enamora cuidando sus tradiciones y siempre cautiva por su belleza, pero de forma más delicada en primavera, cuando el azahar perfuma calles, los geranios colorean balcones y cualquier rincón seduce bajo un cielo azul purísima, donde el sol se mueve pintando contrastes de luz y penumbra en plazas de naranjos en flor. Sol y sombra, como la media luna que divide en dos el impresionante coso de la Maestranza, adonde por Resurrección, apagados cirios e incensarios penitenciales, peregrinan aficionados de todo el orbe taurino para presenciar sus tardes de toros y admirar entusiasmados el cuidado palenque de albero, la impoluta alfombra amarilla que se ofrece para ser hoyada en la vieja liturgia, donde lances de seda embrocan bravas embestidas haciendo posible el milagro del toreo.    

Impoluta alfombra amarilla. Foto Arjona

La Maestranza es la plaza más bonita del toreo, la que todos los toreros quieren seducir con su arte y destreza, aquella para la que esmeran el cuidado de todos los detalles, desde el vestido de estreno, «el chispeante» que destellará en el paseíllo por el ovalado palenque bajo los acordes de «Plaza de la Maestranza», hasta los flamantes trastos que soltarán el apresto templando embestidas, meciéndolas de manera sutil, como los juncos acompañan la corriente del río. El coso del Baratillo acoge en primavera los sueños más íntimos de la torería, la que vista de oro o plata, alterne a pie o caballo, anhela que la suerte le sea propicia en ese ruedo, para trocar el silencio expectante por un ole seco y coral, en la manifestación jubilar que relampaguea y truena ante la belleza del toreo, poniendo el vello de punta y secando la garganta. Todos ambicionan que sea allí, en el coso del Arenal, junto al  torerísimo Guadalquivir, para poder mirar sus aguas al caer la tarde saliendo a hombros por la Puerta del Príncipe. Un triunfo en la Maestranza es alcanzar la gloria, abrazar fuertemente una fantasía mil veces soñada, porque Sevilla en feria de abril es la exaltación más hermosa del toreo. 

PASODOBLE «PLAZA DE LA MAESTRANZA», INTERPRETADO POR LA BANDA DE MÚSICA DEL MAESTRO TEJERA, QUE AMENIZA EL PASEÍLLO EN LAS CORRIDAS DE LA PLAZA DE SEVILLA.


martes, 19 de abril de 2022

UN «PETARDO» GRANDE

Por Antonio Luis Aguilera                       

De vuelta a corrales

El juego de la corrida era más que previsible ante el escaso juego de los encierros lidiados en las ferias precedentes, por eso pocos aficionados se sorprendieron del «petardo» que pegó la corrida de Juan Pedro Domecq el domingo en Sevilla. Díganme ahora con el ánimo que acudirán los abonados a los otros dos festejos contratados por este hierro en el coso del Baratillo, porque han sido tres las corridas firmadas en el abono a una divisa que no está en su mejor momento, como esas ofertas del 3 x 1 que hacen algunos supermercados. O digan qué ilusión genera para acudir a las taquillas de la plaza de Córdoba, para comprar entradas del festejo que anuncia con estos toros a Morante y Aguado. Luego dirán que la respuesta de la afición no estuvo a tono con la categoría del cartel, pero como decía el Guerra: «Lo que no puede ser, no puede ser... Y además es imposible».

En la difícil y respetabílisima labor de selección del toro de lidia se ha echado demasiada agua al vino. De nada vale que el envase y etiquetado de la presentación sean bonitos si en el interior se ofrece un caldo sin color, olor ni sabor. No es algo reciente. Los toros del prestigioso hierro de Juan Pedro Domecq llevan años aburriendo por falta de raza, pero las figuras se los disputan, porque permiten sumar corridas de un modo fácil, pues no molestan y de vez en cuando salta algún toro enclasado que posibilita el triunfo. Demasiado poco para que el histórico hierro, como si estuviera en sus épocas de gloria, se repita en los mejores carteles de las plazas importantes, en lugar de pasar una rigurosa ITV que permita diagnosticar y corregir su manifiesta falta de casta antes de volver a circular en las grandes ferias. 

En todas las épocas de la historia los toreros que cortaron el bacalao exigieron las corridas que consideraban de mayores garantías para triunfar. En la actual el encaste favorito es Domecq y están en su derecho de pedirlo, pero por el bien del toreo deberían exigir lo de Domecq que está embistiendo. Y en esa línea ahora están con mejores resultados los hierros de Victoriano del Río, Garcigrande o Núñez del Cuvillo. ¿Acaso no tienen fuerza las figuras que marcan el paso para exigir que una fecha tan señalada como el domingo de Resurrección se lidie alguno de esos hierros en el coso del Arenal? Por supuesto ello no garantiza el resultado, pues los toros son como los melones, pero al menos el «petardo» no hubiera sido tan previsible como el que se adivinaba el pasado domingo con el antiguo hierro de Veragua. Para una fecha tan señalada, con las carísimas entradas agotadas más el plus de ingresos de televisión del canal de pago, debió ser otra la previsión de la empresa y del espada que comandaba el cartel. El «petardo» ha sido grande.

lunes, 11 de abril de 2022

SUERTE Y ENHORABUENA

 Por Antonio Luis Aguilera 

Emilio de Justo volteado al entrar a matar. Foto Plaza1

Como los funambulistas realizan ejercicios de riesgo sobre la cuerda floja o el alambre, los toreros expresan su arte pisando el imperceptible hilo que separa la vida de la muerte, echando la moneda al aire donde unas veces sale cara y otras cruz. La distancia que media entre la gloria y la tragedia es muy corta, en un instante puede desvanecerse la suerte y el matador caer deshecho en la arena. Todas las tardes y en todas las plazas, a los buenos aficionados no se les escapa como los hombres que intervienen en la corrida se desean «suerte» antes de liarse el capotillo de paseo; también, como se dan la «enhorabuena», independientemente del resultado de la tarde, antes de abandonar el palenque por su propio pie, como signos del enorme respeto que le tienen al toro y a la profesión. 

El torero cae de cabeza en la arena. Foto Plaza1

El domingo Emilio de Justo se encerraba en solitario con seis toros en la plaza de Madrid. Con una excelente entrada, que rozó el lleno, el espada extremeño cruzó la distancia que separa la puerta de cuadrillas del palco presidencial para jugarse la vida. Roto el desfile, el público le obligó a saludar con una gran ovación. Era la forma de reconocer su gesto y animarlo en la complicada tarea de enfrentarse a media docena de toros. Sin embargo, la tarde se rompió al echar la primera moneda al aire, pues salió cruz al estoquear el temperamental cárdeno que abrió plaza, que lo derribó y cayó de bruces sobre la arena, donde lo buscó para golpearlo violentamente en el cuello y el cráneo con la pala del pitón. Afortunadamente los banderilleros alejaron el peligro mientras, a duras penas y con ayuda de las asistencias, el matador se retiraba hasta las tablas con visibles gestos de dolor en el cuello.

Y queda a a merced del toro, que busca a su presa. Foto Plaza1

Todo el mundo sabía que Emilio de Justo había concluido la tarde de su gran apuesta en el primer episodio. Pasó a la enfermería y Álvaro de la Calle, el primer sobresaliente, se hizo cargo con dignidad y oficio de los cinco toros restantes. La tarde se tornó plomiza, y la gran expectación levantada por presenciar la lidia del matador anunciado en su encerrona con ejemplares de seis ganaderías, de pronto cristalizaba en el respetuoso apoyo al humilde rol del compañero, que tenía ante sí la difícil papeleta de despachar cinco toros de la manera más digna y profesional posible. Como así fue. Mientras, a través de los comentarios de la televisión —el canal Movistar toros emitía la función—, el público en la plaza y los aficionados en sus hogares conocían la gravedad del percance, confirmada cuando las pruebas radiológicas revelaban una fractura cervical en las vértebras C1 y C2, así como una fisura en la base del cráneo.

Emilio de Justo torea al natural. Foto Plaza1

Queda un largo y esperanzador camino para la recuperación de Emilio de Justo, que con seguridad agradecerá la suerte que ha tenido por seguir moviendo sus extremidades, sin que las graves lesiones sufridas hayan causado daños medulares. Será penoso el tiempo de rehabilitación, reposo o posible intervención quirúrgica, pero los médicos especialistas son optimistas en las primeras valoraciones. Deseamos una total recuperación al espada que el domingo salió a jugarse la vida, como lo hacen todos los toreros cada tarde de corrida, a pesar de ser mal vistos e ignorados por la Administración que preside el gobierno, y por una sociedad enferma, que desconoce el respeto a la historia, cultura y tradición del pueblo español. Por fortuna, tanto la suerte como la enhorabuena, esas dos palabras que pronuncian respetuosamente los toreros para saludarse y despedirse antes y después de la corrida, han estado junto a Emilio en estos penosos momentos. ¡Suerte, maestro! ¡Que pronto podamos verle en los ruedos!

domingo, 3 de abril de 2022

JUAN ORTEGA RECIBE EL TROFEO «MARTORELL»

Por Antonio Luis Aguilera 

Juan Ortega recibe el trofeo «José María Martorell». 

El restaurante «La Casa de Manolete Bistró» fue el lugar elegido por la Tertulia Taurina «Tercio de Quites» de Córdoba para entregar el trofeo «José María Martorell», en su vigésimo sexta edición, al matador de toros Juan Ortega, a quien este grupo de aficionados ha querido reconocer «la ilusión despertada en la afición por la excelencia de su toreo». El premio otorgado es un busto en bronce del inolvidable torero, magistralmente modelado por los escultores cordobeses Hermanos García Rueda, que generosamente quisieron colaborar con la tertulia al fallecer el espada en 1995 por su  amistad con el mismo, y en su basamento se representan diferentes alegorías de la lidia enmarcadas en los arcos de gradas de la antigua plaza de «Los Tejares», el histórico coso cuyo arena pisaron para expresar su arte, entre grandiosos toreros, todos los espadas cordobeses considerados «Califas» del toreo.

Juan Ortega ante un cuadro de «Manolete» 

El acto comenzó con una visita guiada a la última casa en la ciudad de Manuel Rodríguez «Manolete», y estuvo a cargo de Remedios Romero, directora del restaurante, que fue explicando y documentando con fotografías las dependencias del histórico palacecete de la antigua Carrera de la Estación —hoy Avenida de Cervantes—, construido en 1890 por encargo del escritor y periodista José Ortega Munilla, padre del filósofo José Ortega y Gasset, que decidió residir temporadas en Córdoba por favorecer el clima de la ciudad la salud de su esposa Dolores Gasset. La obra, de estilo colonial con pinceladas modernistas y clásicas, fue dirigida por el ingeniero militar Juan Tejón y Marín. 

El torero posa con los miembros de «Tercio de Quites»

Dos décadas después esta residencia sería adquirida por el bodeguero Rafael Cruz Conde, a quien lo compró «Manolete» en 1942, para fijar la vivienda de su madre y hermanas, a las que trasladó desde la humilde casa de la Plaza de la Lagunilla. La segunda remodelación del inmueble estuvo a cargo del arquitecto Carlos Sáenz de Santamaría. Cabe señalar como dato histórico que el torero vivió en cuatro casas de la ciudad, aunque generalmente solo se conocen tres. Nació en el número 2A de la calle Conde de Torres Cabrera. De allí sus padres se trasladaron al número 8 de la calle Benito Pérez Galdós, donde el 4 de marzo de 1923 fallecería su progenitor, el espada de igual nombre, apellidos y apodo que su hijo. Después la madre fijaría su domicilio en la Plaza de La Lagunilla, en el barrio de Santa Marina, donde residió hasta que su hijo le compró el palacete.

Juan Ortega posa con el trofeo «Martorell» y su Tertulia.

Tras la visita guiada, en el jardín de entrada, se hizo entrega de la 26ª edición del premio «Martorell» a Juan Ortega, momento en que fue recordado como en 2010 también recibió el «Trofeo a la Ilusión», un capote de brega que anualmente regalaba la Tertulia al mejor de los becerristas que actuaban en los festejos de Córdoba, y que recibió de manos de Manuel Benítez «El Cordobés», premiado ese año con el trofeo «Martorell» en reconocimiento a su histórica carrera. Once años después es el diestro de Sevilla quien ha recibido  el prestigioso busto en bronce del torero más importante que tuvo Córdoba tras la muerte de «Manolete». 

Restaurante «La casa de Manolete» de Córdoba

Y también lo ha sido por la ilusión, por la que ha despertado en los aficionados por la belleza, hondura y temple de su toreo. Juan Ortega tuvo palabras de gratitud para la ciudad de Córdoba, a la que dice recordar constantemente por la huella que le marcara durante su estancia universitaria, citando por el encanto de sus rinconces la impresionante plaza del Cristo de los Faroles, donde tantas veces acudía a rezar, o la misteriosa belleza y el silencio de sus calles, sin olvidar el privilegiado lugar que ocupa en la historia del toreo. Quiso reiterar a los amigos de la Tertulia su gratitud por la forma en que fue acogido y apoyado desde becerrista, y que estuvieran a su lado en los duros momentos profesionales que precedieron a la hermosa tarde de agosto de 2019, que los tertulianos recuerdan como «La Epifanía de Linares». El acto concluyó con un almuerzo en homenaje al torero y su familia, donde los miembros de la veterana Tertulia disfrutaron del supremo valor de la amistad, de la grandeza del toreo como arte que hermana a los aficionados, y de las excelencias gastronómicas del restaurante ubicado en la casa del diestro que marcó el rumbo de la Tauromaquia contemporánea. 

Fotografías: José Luis Cuevas

martes, 15 de marzo de 2022

BELMONTE HABLA DE SU TOREO

Por Antonio Luis Aguilera 

Juan Belmonte

Fue tanta la repercusión literaria del personaje, que sus panegiristas se perdieron en exageraciones y olvidaron explicar la genialidad de su toreo, impactante por su acento personal y por el sentimiento expresado en las suertes. En la carrera de ditirambos, donde compitieron intelectuales y revisteros buscando el summum, no hubo reparos en proclamarlo «padre» del toreo moderno —«paternidad» en la que algo tuvo que ver, como también lo tuvieron otros que quedaron silenciados por los que escribieron la historia, como Manuel Jiménez «Chicuelo»—, sin valorar que el toreo, como arte vivo, tenía una evolución que se perfeccionaría con el tiempo, que es lo que necesitaban los ganaderos para mejorar la selección del toro, pulir sus acometidas toscas y defensivas, y encontrar la entrega de la auténtica bravura, noble y enclasada, esa que iba a permitir otro toreo más sosegado, de mayor rango artístico, en cuya transformación fueron decisivos otros espadas históricos, anteriores y posteriores al «fenómeno» de Triana.

«Daba mis verónicas y medias verónicas estando muy cerca y
con las manos muy bajas, según toreábamos en el campo»

Sin embargo, a pesar de los años transcurridos, Juan Belmonte sigue teniendo un magnetismo tremendo por el atractivo de su toreo, por el trazo personalísimo de un arte aprendido en la calle, sin otra escuela que la transmisión oral, y que practicó furtivamente a la luz de la luna, un toreo que lógicamente debería haber sido defensivo y que solo imaginarlo produce escalofrío, como el que debía sentirse de noche, en un apartado del campo, enfrentándose a un toro bravo. Pero el toreo de Juan no fue defensivo. Todo lo contrario. Aquel chaval del Altozano sevillano fue un genio por ceñir el toreo, por torear más cerca y disputarle los terrenos al toro de su época, más seleccionado siguiendo las recomendaciones del Guerra a los ganaderos, que le permitiría revelar un temple portentoso, la gran virtud personal e intrasferible que resultaría fundamental para  expresar el misterio de su acento, ese cante jondo que liberaba desde su alma en el vuelo de las telas, tan profundo que todavía emociona en las fotografías que testimonian su paso por la historia. 

La torería de Juan...

Gracias al ameno libro «Lo que confiesan los toreros», escrito en 1917 por el periodista José López Pinillos (Parmeno), podemos saber algo más sobre el Juan Belmonte jovial, su forma de pensar y gracia natural, manifestada en el buen humor de su relato. Recordaba el torero que José María Calderón, el banderillero amigo de su padre que lo descubrió y ayudó en sus comienzos, fue a Nimes «pa vender porvorones y mantecaos», pero se comió las muestras en el camino, y se tuvo que quedar en Valencia, donde le gestionó una corrida. Añadía que Calderón era un sentimental que le decía: «Ladrón, ¿quién te ha enseñao eso? ¿Eres el arma de Cúchares o la Pantasma de Paquiro, mardito fenómeno. Y de alegría me atizaba en la espalda unos puñetazos terribles, soltando «ca lagrimón como una nué». 

«¿Y los oles y los aplausos que saca uno si se arrodilla?»

En el ameno relato de López Pinillos, el periodista preguntó a Belmonte por su toreo y este le contestó:

«—Si no sé… ¡Palabra! Yo no sé las reglas, ni tengo reglas, ni creo en las reglas. Yo “siento” el toreo, y, sin fijarme en reglas, lo ejecuto a mi modo. Eso de los terrenos, el del bicho y el del hombre, me parese una papa. Si el matador domina al toro, to el terreno es del matador. Y si el toro domina al matador, to el terreno es del toro. Esa es la fija. Y lo de templar, mandar, parar y recoger depende de los nervios del tocaor, y de la madera de la guitarra. ¿Me comprende? Y de cuando en cuando, el toque no le disgusta a uno y no entusiasma al público. Por ejemplo: yo, que no me engrío nunca con lo que hago, el año 15 toreé y maté a mi gusto, en Seviya, un toro de Santa Coloma, y la gente me aplaudió menos que otras tardes que había toreao y matao peor... Pues ¿y los oles y los aplausos que saca uno si se arrodilla?... Y como casi siempre se arrodilla uno porque la guitarra no le deja tocar bien…

El pase natural de Juan Belmonte

—¿Y se adivina la clase de la «guitarra» en cuanto se presenta en el redondel? Vamos, ¿se conoce la condición de los toros?

—Si son claros… Algunos, al salir, parese que disen a uno: «Anda, atrévete a barbarisar, que soy un lila perdío». Y a esos se los lía uno a la sintura en las medias verónicas, y les coge los cuernos, arrodiyao, al torear de muleta. Pero otros traen las intensiones de incógnito y le hasen a uno aviadó en cuantito se descuida. Como el asesino cornudo —de la ganadería de Anastasio— que me tocó en Salamanca. Paresía una piedra por lo quedao, y se arrancaba como un ciclón... Mugía con la infelisidá de un tontaina y le pegaba sincuenta pitonasos a un mosquito.

La primera media verónica que dio Belmonte en la plaza de Sevilla
(Foto auténtica de la corrida organizada por la Hermandad de San
Bernardo en julio de 1912, que fue la revelación del trianero.

—¿Y cómo lo mató usted?

—No lo maté. Se murió, que no es iguá. Dios quiera que no me toque nunca en Madrí un flamenco de su categoría, porque en Madrí hay que entregarla.

—Pero ¿sigue usted dispuesto «a entregarla»?

—«¡Cómo que sí sigo! ¿Es que yo no soy ya Juan Belmonte

De las andanzas del torero en sus comienzos, contaba al periodista el mayor de sus apuros:

—«Escuche usté. Por entonses yo no había toreao más que en los tentaderos y en los puebleciyos, y pa aprender iba de noche a Tablada con otros muchachos, ensendía unas luces de asetileno que yebábamos de Seviya y me ensayaba con las reses del corralón. Me encontré a Riverito, a Toboso y a otros amigotes y nos fuimos a Tablada. Tuvimos la suerte de que uno de los bichos embistiera con bravura, y ya habíamos resuelto chaquetearlo hasta que se cansara, cuando se levantó un airaso que apagó las luses, y mis amigos, prudentemente, se fueron. Yo, que, enfrascao toreando, me quedé, le di algunos lanses al bulto —porque no se veía más que un bulto— y de pronto sentí un choque, subí como una flecha, caí como un peñón, oí unos resoplíos y aguanté unos trastasos…

El primer documento gráfico de la vida torera de Juan Belmonte:
el trianero pasando de muleta, en la corrida celebrada en el Arahal
en 1910, al primer novillo que mató en su vida.

—¿No se avergüenza usted de recordar los malos tiempos?

—¡Yo!… ¡Por vía de los moros que no soy tan cursi! ¡Me hincho de orguyo, amigo! ¡Pues me gusta poco a mí después de un banquetaso y con un puro de a dies reales en la boca, hablar de los tiempos en que me acostaba con las tripas como cañones de órgano! Y quieren que me retire ahora. ¡Sí, sí!... ¡Poca guerra tiene que dar Juan Belmonte!». 

A través de «Parmeno» hemos conocido la gracia con que Juan Belmonte recordaba sus inicios en la profesión, pero para profundizar en la belleza de sus pensamientos sobre el toreo, recurrimos a otras declaraciones posteriores del matador, las que inmortalizaría magistralmente Manuel Chaves Nogales en el conocido libro dedicado al torero.

Así pensaba el genial espada de Triana:

«Para mí, aparte de las cuestiones técnicas, lo más importante en la lidia, sean cuales sean los términos en que ésta se plantee, es el acento personal que en ella pone el lidiador. Es decir, el estilo. El estilo es también el torero. Se torea como se es. Esto es lo importante: que la íntima emoción traspase el juego de la lidia: que al torero, cuando termine la faena, se le salten las lágrimas o tenga esa sonrisa de beatitud, de plenitud espiritual, que el hombre siente cada vez que el ejercicio de su arte, el suyo peculiar, por ínfimo o humilde que sea, le hace sentir el aletazo de la Divinidad». 

viernes, 11 de marzo de 2022

TOREO DE AVANCE O DE REUNIÓN

Por Antonio Luis Aguilera

«Manolete» carga la suerte a «Islero» en Linares.
Foto Cano (Cortesía de la revista «Aplausos»)

No se enseña latín explicando griego. Sería tan absurdo como pretender explicar que el toreo de avance y el de reunión son la misma cosa. Para torear avanzando con el toro es necesario adelantar la pierna contraria en un juego de pasos y pases. «Echar la pata adelante», como les gusta decir a los «puristas» cuando afirman que así se carga la suerte. Y llevan razón, porque es en el encuentro con el toro cuando la suerte gravita sobre su eje, en el preciso instante que el toro toma la tela que le ofrece el torero y este apoya el peso de su cuerpo sobre la pierna contraria.

Cosa distinta es defender que ha de adelantarse la pierna contraria o de salida, cuando el espada deja venir al toro por su terreno natural para llevarlo hacia detrás y hacia adentro, de forma que al finalizar la suerte el animal ocupará el terreno donde estaba el torero y este el del toro; es decir, cuando para ligar los pases naturales se alternen sucesivamente los terrenos de adentro y de afuera, pues en ese caso el movimiento de avance de la pierna contraria desviaría la embestida hacia afuera, la alejaría del encuentro, para después de haberla expulsado volverla a traer hacia adentro.

Asegurar que en el toreo de reunión no se carga la suerte porque no se adelanta la pierna contraria, cuando para ligar los pases en redondo el torero cita de perfil con el compás abierto dejando llegar al toro por su terreno natural para llevarlo hacia atrás y hacia adentro, es una patraña, una invención urdida para hacer daño, con objeto de devaluar una forma de torear de distinto desarrollo técnico. Ni mejor ni peor, que eso es cuestión de gustos, simplemente diferente, como diferentes son los movimientos que se han de hacer para subir o bajar una escalera. No se pueden explicar con idénticos argumentos técnicos dos sistemas de torear antagónicos, tanto en la elección de los terrenos como en la economía de movimientos del torero en el ruedo. 

domingo, 27 de febrero de 2022

TRES DÉCADAS DE LA ALTERNATIVA DE «CHIQUILÍN»

Por Antonio Luis Aguilera       

Rafael González «Chiquilín»

Se cumple este año el treinta aniversario de la alternativa de Rafael Jiménez González «Chiquilín», espada nacido en el barrio cordobés de Santa Marina de Aguas Santas, que desde sus inicios destacó por el aroma amanoletado de su toreo vertical. La ceremonia tuvo lugar en la plaza de «Los Califas» el 27 de mayo de 1992, siendo presidida por el maestro Curro Romero, en presencia de Julio Aparicio como testigo. Aquella tarde, con la plaza llena de público, Rafael estrenó un traje de terciopelo nazareno y oro, e ingresó en el escalafón de matadores de toros lidiando a «Canalla», de la ganadería de Jandilla, que le hirió en el muslo derecho, aunque el toricantano continuó en el ruedo hasta dar cuenta de su oponente y cortarle una meritoria oreja. A continuación, sin entrar en la enfermería, aguardó en el callejón la salida del sexto, al que cortó otra oreja, suma de trofeos que le permitió salir a hombros por la puerta grande, siendo trasladado posteriormente desde el hotel a un centro sanitario para ser intervenido del percance. 

Rafael González «Chiquilín». Foto Arjona

La carrera de Rafael en la plaza cordobesa se inició seis años antes, el 31 de mayo de 1986, actuando en la parte seria del espectáculo cómico-taurino «El Bombero Torero». Ese mismo año, el 24 de octubre, debutaría como becerrista, alternando con «Cayetano de Julia» e Isaac Oliva, para lidiar un encierro de don Tomás Sánchez Cajo, cortando las dos orejas del segundo de su lote y saliendo a hombros. Desde aquella tarde comenzó a hablarse en la ciudad de la verticalidad y firme aguante de su toreo, corriéndose el boca a boca por el escaso público que solía acudir a este tipo de festejos menores, propagándose pronto en Córdoba las buenas cualidades mostradas por el novel. Hubo de esperar Rafael a ser repetido hasta el 1 de octubre de 1988, tarde donde sorteó erales de la ganadería de don Ramón Sánchez con los novilleros cordobeses Oscar Salcedo y «Finito de Córdoba», siendo este último el triunfador del festejo tras cortar tres orejas. El novillero del barrio de Santa Marina abandonó el ruedo a pie por la puerta de cuadrillas, tras saludar una ovación en el primero y dar la vuelta al ruedo en el segundo. Sin embargo, aquella tarde no había sido una más, en la plaza califal se había escrito el primer episodio de una de las competencias más apasionantes y recordadas en la historia del toreo cordobés: la que iban a librar Juan Serrano Pineda «Finito de Córdoba» y Rafael Jiménez González «Chiquilín».

«Finito» y «Chiquilín» en su época de competencia novilleril
Foto A.J. González (Diario Córdoba)

Con los del castoreño «Chiquilín» toreó 12 festejos como novillero en la plaza de Ciudad Jardín, estoqueando 31 utreros a los que cortó 16 orejas y 1 rabo. Este es el desglose: 1989 (2 actuaciones-4novillos-1oreja), 1990 (6A-14N-10O-1R), 1991 (4A-13N-5O). Dos de estas novilladas resultaron inolvidables, la primera se celebró el 23 de mayo de 1990, colgándose el  cartel de “no hay billetes” para presenciar su primer mano a mano con «Finito», con utreros de Torrestrella, festejo donde partió plaza el caballero Luis Domecq, que fue ovacionado. Los novilleros ofrecieron una magnífica actuación, saliendo ambos por la puerta grande, tras cortar cuatro orejas «Finito» y dos «Chiquilín» al buen encierro de don Álvaro Domecq. Fue tan enorme la repercusión que tuvo esta novillada en la ciudad, que la empresa repitió el mismo cartel el día 22 de junio, fecha que la afición llenó apasionadamente el coso por segunda vez, para presenciar otro sensacional mano a mano y emocionarse viendo salir otra vez a hombros a Juan, que cortó tres orejas, y a Rafael, que cortó cuatro y un rabo, a otro gran encierro del caballero jerezano, al que también cortó una oreja su nieto Luis.

«Chiquilín» triunfador en «Los Califas». Foto Framar

Como matador de toros Rafael González «Chiquilín» echó el paseíllo 17 veces en la plaza cordobesa, lidiando 36 toros y cortando 12 orejas. Estos son los datos: 1992 (2A-4T-2O), 1993 (4A-9T-1O), 1994 (1A-2T), 1995 (1A-2T-2O), 1996 (1A-3T-2O), 1997 (3A-6T-3O), 1998 (2A-4T-1O), 1999 (1A-2T), 2000 (1A-2T-1O), 2003 (1A-2T). Del mismo modo, durante su carrera profesional, el matador cordobés se anunció para vestir el traje corto y colaborar solidariamente en 7 festivales benéficos, estoqueando 7 ejemplares a los que cortó 8 orejas: 1989 (1A-1E-1O), 1990 (2A-2E-3O), 1995 (1A-1E-1O), 1996 (1A-1E-2O), 1998 (1A-1E-1O), 2003 (1A-1E).

El pase natural de Rafael González «Chiquilín». Foto Framar

La frialdad de los datos que esbozan el historial profesional en la cordobesa plaza de «Los Califas» no eclipsan el recuerdo de las grandes tardes de gloria de Rafael, de aquellos acalorados triunfos que encendieron de pasión la plaza y las calles de la ciudad, dividida entonces en dos bandos irreconciliables: los apasionados seguidores de «Chiquilín» y los de «Finito». En el recuerdo de los aficionados queda aquella época gloriosaa y entrañable, que rememoramos en el treinta aniversario de la alternativa de un torero con personalidad, que brilló con luz propia cuando se echaba la muleta a la mano izquierda por su majestuosa verticalidad y por el aguante con el que ligaba los pases naturales llevando la mano muy baja, rematados sensacionalmente con soberbios pases de pecho de hombro a hombro, que por la belleza de su trazo y torería emocionaron a quienes consideran ese toreo de genuina procedencia cordobés.

HISTORIAL DE RAFAEL GONZÁLEZ «CHIQUILÍN» EN CÓRDOBA

Fecha

Festejo

Cartel


24/10/1986

NSP

Aforo: Un cuarto

Seis becerros de don Tomás Sánchez Cajo. Cayetano de Julia, palmas y vuelta; Isaac Oliva, oreja y vuelta; Rafael Jiménez GonzálezChiquilín”, ovación y dos orejas.

1/10/1988

NSP

Aforo: Algo más de un cuarto

Seis becerros de don Ramón Sánchez. Rafael Jiménez GonzálezChiquilín” (negro y oro), ovación y vuelta; Oscar Salcedo (azul marino y oro), ovación y dos vueltas al ruedo;  Juan Serrano Finito de Córdoba” (verde manzana y oro), oreja tras aviso y dos orejas.

22/5/1989

NP

Aforo: Más de un cuarto

Seis novillos-toros de don Ramón Sánchez. Antonio Manuel Punta, ovación y vuelta; Enrique Ponce, silencio y ovación; Rafael GonzálezChiquilín”, dos vueltas al ruedo y ovación.

10/6/1989

NP

Aforo: Más de media

Seis novillos-toros de Herederos de don Bernardino Piriz. Juan SerranoFinito de Córdoba”, palmas y ovación; Jesulín de Ubrique, oreja y dos orejas; Rafael GonzálezChiquilín”, oreja y ovación.

12/10/1989

Festival de la Federación de Peñas de Córdoba. Aforo: Casi lleno

Por orden de lidia, reses de Martínez Benavides, don Ángel Sánchez Rodríguez, Alcurrucén, La Castilleja, Hermanos Centeno Guerra y Antonio Doblas Alcalá. Tomás Moreno, oreja; Rafael GonzálezChiquilín”, oreja; Carlos Gago, oreja; Paco Trujillo, ovación; Pedro Carretero de la Haba, ovación, Tony Palacios, ovación.

10/3/1990

Festival Hermandad Virgen del Rocío. Aforo: Más de media.

Seis novillos toros de don José Luis Marca Rodrigo. Manuel CanoEl Pireo”, vuelta; Julio Robles, vuelta; Fernando Cepeda, ovación; Miguel BáezLitri”, oreja; Rafael GonzálezChiquilín”, oreja; José Luis Villafuerte, vuelta.

15/4/1990

NP

Aforo: Media plaza

Seis novillos toros de don Bernardino Jiménez. Martín Pareja Obregón, ovación y pitos; Rafael GonzálezChiquilín”, ovación y vuelta; Cristo González, ovación y oreja.

19/5/1990

NP

Aforo: Menos de media

Seis novillos toros de don Ramón Sánchez. Antonio Manuel Punta, silencio y ovación; Rafael GonzálezChiquilín”, ovación y oreja; Carlos Gago, ovación tras aviso y vuelta.

22/5/1990

NP Aforo: Menos de media

Cinco novillos-toros de Herederos de don Bernardino Piriz y uno (4º) de don Bernardino Jiménez, corrido como sobrero. Jesulín de Ubrique, ovación y silencio; Rafael GonzálezChiquilín, palmas y ovación tras aviso; Antonio BorreroChamaco”, palmas tras aviso y vuelta.

23/5/1990

NP

Aforo: Lleno de no hay billetes

Siete novillos-toros de Torrestrella. Luis Domecq, ovación. Juan SerranoFinito de Córdoba” (blanco y oro), dos orejas, oreja y oreja; Rafael GonzálezChiquilín” (blanco y plata), oreja, oreja y vuelta al ruedo.

22/6/1990

NP

Aforo: Lleno

Siete novillos-toros de Torrestrella. Luis Domecq, oreja. Juan SerranoFinito de Córdoba”, oreja, palmas y dos orejas; Rafael GonzálezChiquilín”, oreja, oreja y dos orejas y rabo.

27/7/1990

Festival Círculo Taurino de Córdoba. Aforo: Menos de media.

Reses de Martínez Benavides (1º), don Ramón Sánchez (2º y 5º), Hermanos Herrero Fernández de Córdoba (3º y 6º), Alcurrucén (4º) y don Roque Jiménez (7º). Antonio Domecq, palmas; Juan Carlos Domingo, ovación; Cayetano de Julia, oreja; Luis Manuel Lozano, oreja; Rafael GonzálezChiquilín”, dos orejas; Juan de FélixGitanillo”, oreja; Tony Palacios, ovación.

7/10/1990

NP

Aforo: Menos de media

Seis novillos-toros de don Diego Puerta. Manuel Caballero, ovación en ambos; Rafael GonzálezChiquilín”, dos orejas y oreja; Paco Senda, palmas tras aviso y palmas.

24/3/1991

NP Goyesca

Aforo: Más de un cuarto

Seis novillos toros de don Ramón Sánchez, el 5º corrido como sobrero. Rafael Gago, ovación y vuelta; Rafael GonzálezChiquilín”, palmas y ovación; Marcos Sánchez Mejías, silencio y pitos.

18/5/1991

NP

Aforo: Menos de media

Seis novillos-toros de don Ramón Sánchez. Rafael Gago (grana y oro), ovación y palmas tras aviso; Rafael GonzálezChiquilín” (gris perla y oro); oreja y ovación; Cristo González (celeste y oro), vuelta y silencio.

21/5/1991

NP

Aforo: Más de media

Siete novillos-toros de doña Carmen Lorenzo. El rejoneador Luis Valdenebro, pitos; Manuel Caballero, ovación en ambos; Rafael GonzálezChiquilín”, ovación y dos orejas; Marcos Sánchez Mejías, pitos y pitos.

27/9/1991

NP

Aforo: Media plaza

Siete novillos-toros de don José Luis Marca Rodrigo. Encerrona de Rafael GonzálezChiquilín” (verde botella y oro) como único espada: ovación, oreja, palmas, silencio, oreja, ovación y silencio en el sobrero que regaló.

27/5/1992

CT

Aforo: Lleno

Seis toros de Jandilla. Curro Romero (tabaco y oro), ovación y bronca; Julio Aparicio (lila y oro), ovación en su lote; Rafael GonzálezChiquilín” (nazareno y oro), que tomaba la alternativa, oreja y oreja.

(“Chiquilín” resultó herido en el muslo derecho por “Canalla”, toro de la ceremonia, núm. 68, negro mulato bragado, 489 kilos, pero no pasó a la enfermería. Salió a hombros, y por la noche fue intervenido en un Centro Hospitalario del percance).

31/5/1992

CT

Aforo: Casi tres cuartos

Seis toros de Herederos de don José Luis Osborne. José María Manzanares (burdeos y oro), ovación y silencio; Pedro Gutiérrez MoyaNiño de la Capea” (nazareno y oro), ovación en su lote; Rafael GonzálezChiquilín” (azul y azabache), ovación y palmas.

23/5/1993

CT

Aforo: Más de media

Seis toros de Herederos de don José Luis Osborne, el 6º corrido como sobrero. Miguel Báez Litri” (verde botella y oro), ovación en su lote; Jesulín de Ubrique (rosa y oro), ovación en ambos; Rafael GonzálezChiquilín” (blanco y plata), ovación y ovación.

29/5/1993

CT

Aforo: Lleno de no hay billetes

Cinco toros de don Juan Pedro Domecq y uno (2º) de don Sancho Dávila, corrido como sobrero. Juan SerranoFinito de Córdoba” (ovación, pitos y oreja tras aviso); Rafael González Chiquilín” (rosa y oro), ovación, ovación tras aviso y ovación.

3/7/1993

CT

Aforo: Tres cuartos

Seis toros de Cebada Gago. Enrique Ponce (grana y oro), silencio y oreja; Juan SerranoFinito de Córdoba”, ovación y dos orejas; Rafael GonzálezChiquilín” verde botella y oro), silencio y ovación.

12/9/1993

CT

Aforo: Menos de media (Televisada por Canal Sur)

Seis toros de Jódar y Ruchena. Fermín Vioque (blanco y oro), oreja y ovación; Rafael González Chiquilín” (blanco y plata), oreja tras aviso y palmas tras aviso; Paco Aguilera (blanco y oro), ovación tras dos avisos y silencio tras dos avisos.

28/5/1994

CT

Aforo: Casi lleno

Tres toros de don Gabriel Rojas y tres de don Cayetano Muñoz (1º, 2º y 4º como sobrero). César Rincón (berenjena y oro), palmas y ovación; Juan Serrano Finito de Córdoba” (tabaco y oro), ovación y dos orejas y rabo simbólicos; Rafael GonzálezChiquilín” (rosa y oro), ovación tras aviso y ovación.

Primer indulto otorgado en la plaza de “Los Califas” (Tabernero, número 167, 546 kilos, negro mulato, lidiado por Juan Serrano Finito de Córdoba).

19/3/1995

Festival homenaje al  mozo de espadas fallecido  Antonio Suárez.

 Aforo: Tres cuartos.

Cuatro toros (3º, 4º, 7º y 10º) y seis novillos-toros de Sayalero y Bandrés. Manuel BenítezEl Cordobés”, oreja y dos orejas en el sobrero; Fernando Martín Sacramonte, oreja; César Rincón, ovación; Fernando Lozano, oreja; Jesulín de Ubrique, oreja; Rafael GonzálezChiquilín”, oreja; Pedrito de Portugal, dos orejas; Romero de Córdoba, oreja; Juan Muriel, oreja.

(Festival organizado por Manuel Benítez “El Cordobés” a beneficio de la viuda del que fuera su mozo de espadas Antonio Suárez, fallecido el 30 de octubre de 1994 en la plaza de Cali (Colombia), cuando actuaba a las órdenes de Pedrito de Portugal, al resultar corneado por el toro “Marinero”, de la ganadería de Achury Viejo, que saltó al callejón).

23/5/1995

CT

Aforo: Menos de un cuarto

Seis toros de Murteira Grave. Rafi Camino (rosa y oro), ovación y silencio; Rafael GonzálezChiquilín” (blanco y plata), dos orejas y vuelta; Cayetano de Julia (blanco bordado en oro y plata), que tomaba la alternativa, ovación y silencio tras aviso.

Toro de la ceremonia: “Málaga”, núm. 42, negro bragado meano, 609 kilos.

2/6/1996

CT

Aforo: Menos de un cuarto (Televisada por Canal Sur)

Seis toros de Murteira Grave. Rafael González Chiquilín” (nazareno y oro), ovación, oreja y oreja; Oscar Higares (blanco y plata), silencio, silencio y ovación; José Luis Moreno (grana y plata), resultó corneado por el 3º al intentar llevarlo al caballo del picador.

30/11/1996

Festival Hermandad Cruz Blanca. Aforo: Más de media.

Novillos toros de Herederos de don Alonso Moreno, Núñez del Cuvillo, La Castilleja, Jaralta, Hermanos Centeno (5º y 6º) y Villalobillos. El rejoneador Joaquín Moreno Silva, vuelta; Finito de Córdoba, dos orejas; Rafael GonzálezChiquilín, dos orejas; José Luis Moreno, dos orejas; Alejandro Castro, oreja tras aviso; Rubén CanoEl Pireo”, vuelta al ruedo; Juan Carlos Ávalos, ovación.

31/5/1997

CT

Aforo: Casi tres cuartos

Seis toros de don Gabriel Rojas. Finito de Córdoba (tabaco y oro), pitos tras aviso y bronca; Rafael GonzálezChiquilín” (rosa y oro), oreja y oreja; Manuel Díaz “El Cordobés” (blanco y oro), oreja y oreja.

15/6/1997

CT

Aforo: Un cuarto

Seis toros de Jaralta -con los hierros de Jaralta (1º), Hermanos Peralta (2º, 3º, 4º y 5º), y Pablo Benigno Vázquez (6º)-. Rafael GonzálezChiquilín” (blanco y plata), ovación y ovación tras aviso; José Luis Moreno (azul y oro), oreja y vuelta; José Romero (corinto y oro), oreja y vuelta.

26/9/1997

CT

Aforo: Tres cuartos (Televisada por TVE1)

Organizada por el Ayuntamiento de Córdoba en conmemoración del cincuentenario de la muerte de «Manolete».

Por orden de lidia, toros de don Samuel Flores, Cebada Gago, Torrestrella, don Victorino Martín, don Eduardo Miura y doña María Luisa Domínguez y Pérez de Vargas. Enrique Ponce (palo de rosa y oro), ovación y oreja; Rafael GonzálezChiquilín” (blanco y plata), oreja y ovación; Manuel DíazEl Cordobés” (tabaco y oro), ovación y oreja.

1/5/1998

CT

Aforo: Menos de un cuarto

Tres toros de Guardiola Fantoni (1º, 4º y 6º) y tres de Guardiola Domínguez. Rafael González “Chiquilín (nazareno y oro), saludos y palmas; José Romero (corinto y oro), saludos y vuelta; Romero de Córdoba (grana y oro), que tomó la alternativa, saludos y silencio tras aviso.

Toro de la ceremonia: “Arito”, núm.34, negro, 553 kilos.

27/5/1998

CT

Aforo: Menos de un cuarto

Seis toros de Antonio Gavira. Chiquilín (blanco y plata), ovación y oreja. Morante de la Puebla (palo rosa y oro), ovación y oreja; Romero de Córdoba, (lila y oro), aviso y ovación.

19/12/1998

Festival  de la Hermandad de Jesús Caído  de Córdoba. Aforo: Más de media.

Dos novillos de Miguel Báez “Litri” (1º y 3º), dos de Los Guateles (5º y 7º), y tres de Enrique Ponce (2º, 4º y 6º). El rejoneador Martín González Porras, oreja; José María Manzanares, ovación; Miguel Báez “Litri”, oreja; Enrique Ponce, dos orejas; Rafael González “Chiquilín”, oreja; José Luis Moreno, oreja; y el novillero Rafael Sánchez Pulido, dos orejas.

30/5/1999

CT

Aforo: Un cuarto

Seis toros de Miura. Tomás Campuzano (nazareno y oro), silencio en ambos; Chiquilín (rosa y oro), saludos en su lote; Juan Carlos García (verde oliva y oro), vuelta y saludos.

4/11/2000

CT

Aforo: Menos de media

Homenaje a “Lagartijo”. Corrida  organizada por el Excmo. Ayuntamiento, Cajasur y Arenal 2000.

Un toro de Puerta Hermanos para rejones, y seis de doña Carmen y doña Araceli Pérez. Leonardo Hernández, ovación; Rafael González “Chiquilín” (blanco y plata), oreja y saludos; Alejandro Castro (verde y oro), ovación en ambos; Curro Martínez (celeste y oro), saludos tras aviso y vuelta al ruedo.

22/3/2003

Festival a beneficio de la Asociación Española contra el Cáncer en Córdoba. Aforo: Tres cuartos.

Por orden de lidia, reses de las siguientes ganaderías: Hnos. Herrero Fernández de Córdoba, Núñez del Cuvillo, Aldeaquemada, Fuente Ymbro, La Castilleja, Fuente Ymbro, y Hnos. Rubio Martínez. El rejoneador Leonardo Hernández, oreja; los matadores de toros Francisco Ruiz Miguel, vuelta; Rafael González “Chiquilín”, vuelta; José Luis Moreno, dos orejas; José Antonio Canales Rivera, oreja, Aníbal Ruiz, oreja, y el novillero Andrés Luis Dorado, oreja.

12/4/2003

CT Goyesca

Aforo: Un cuarto

Seis toros de Jaralta. Rafael González “Chiquilín” (vainilla con bordados en negro), ovación y ovación tras aviso; Alejandro Castro (blanco con bordados en negro), ovación y ovación tras petición; Reyes Mendoza, (grosella con bordados en negro), oreja y ovación.