Por Antonio Luis Aguilera
La juventud saca a hombros a Roca Rey. Foto José Luis Cuevas. |
Terminó la feria de Córdoba. Posiblemente la más extraña que desde 1965 se ha celebrado en la historia de la plaza califal. Una corrida de toros, otra anunciada como mixta, que parecía un festival pero cobrado a precio de corrida, y una novillada «mano a mano» que no era tal, porque carecía del fervor y demanda de la afición. Todo se anunció a lo grande, con una gala celebrada en el Gran Teatro de Córdoba como si se anunciara una de las ferias de once festejos que se celebraban en «Los Califas» en los años noventa. Y todo terminó en una gran decepción para los aficionados cordobeses, esos que ahora son menos que nunca, pero no son imbéciles, los que abandonaron la plaza cabreados, preguntándose donde está el filtro de la autoridad gubernativa para cumplir el reglamento y evitar que en un coso de primera categoría se lidien encierros propios de Andújar, Écija, Lucena o cualquier plaza de tercera.
En cuanto a la asistencia de público: media plaza para la novillada, otra media para el «festival» o mixta «XL», y tres cuartos para la corrida programada, aforos que considerando las 13900 localidades del coso y los precios de taquilla habrán permitido salvar con éxito el presupuesto de la miniferia. Destacar en lo positivo, como puede observarse en la fotografía de José Luis Cuevas, la gran afluencia de público joven.
La novillada no tuvo historia y el supuestamente reñido «mano a mano» quedó en nada. Si en algo compitieron Manuel Román y Marco Pérez fue en torear sin ponerse, citando por fuera y abusando del pico para torear en oblicuo, desplazando las embestidas de un encierro noble y manejable de Jandilla que exigía algo más de compromiso.
En el «festival», el rejoneador Diego Ventura intercaló un poco de todo, a modo de menú de degustación, sin que su actuación alcanzara el grado de toreo ecuestre de otras tardes. Morante, con un lote manso de Román Sorando, evidenció su escaso compromiso, y el novillero Manuel Román, con utreros de El Parralejo, estuvo francamente bien con su primer oponente, con el que demostró que sabe torear de verdad, pues se colocó, lo enganchó y lo llevó hacía atrás en templados y hermosos muletazos —los mejores que ha dado en sus actuaciones en Córdoba—, mientras que con el segundo, más exigente, la cosa no pasó de intentos.
La corrida programada fue la que congregó más público. El cartel interesaba y la gente evidenció que acude a lo bueno. Lástima que para la ocasión la empresa hubiera adquirido una impresentable corrida de Domingo Hernández, un encierro impropio para una plaza de primera, que en ningún momento debió superar el reconocimiento veterinario. Morante, que repitió actuación sustituyendo al lesionado Manzanares, demostró que había venido a cobrar; Juan Ortega dibujó los momentos más templados y toreros de la tarde; y Roca Rey, fue el triunfador y se marchó a hombros por la puerta grande tras cortar tres orejas, en una tarde con el fervor popular de su lado, donde hubo más toreo de efectos especiales, desplazando las embestidas hacia afuera, que de ese otro embraguetado de manos bajas y poderosos muletazos con el que ha conquistado a las aficiones más exigentes. Sería que la fácil y ruidosa plaza cordobesa invitaba al alivio.
Por lo demás, apuntar una mala organización en el acceso y evacuación de la plaza, donde por ajuste de presupuesto en porteros no se abrieron todas las alas de las puertas y se formaron largas colas para entrar y salir; una banda de música sin criterio, que tocaba a demanda para amenizar y desesperar; un callejón atestado de «beneficencia», y escasos momentos taurinos para recordar. Una feria sin historia, de las más decepcionantes en la presentación del ganado que se recuerdan en la plaza, donde si algo ha quedado de manifiesto es que Córdoba, con permiso de la autoridad competente, se ha convertido en un auténtico «coladero».
4 comentarios:
Totalmente de acuerdo en lo taurino. Y que dejen de llorar con la asistencia de público, porque ha sido muy buena y a un precio elevado. Si quieres le digo los carteles de la feria 2025....
El domingo quise comprar una de grada y me dijo la.taquillera que solo quedaba tendido ,después vi que había huecos . Dos taquilleras solo para una plaza de 14000 personas colas interminables asientos sucios ,en fin un desastre auténtico
Parece que el empresario está cambiando de idea a la que traía cuando se quedó con la plaza. Menos festejos que los que se dan en otras plazas de ciudades que no son capitales de provincia, y a las que siéndolo, no tienen plazas de primera... y todas con menos aforo.
Por cierto, en mi humilde opinión, el presidente del domingo mal de criterio y mal de actitud en el palco
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