miércoles, 9 de agosto de 2023

¿INDIFERENTE EL TORERO QUE MÁS GENTE LLEVA A LAS PLAZAS?

Por Antonio Luis Aguilera

Andrés Roca Rey. Foto Arjona

Sentenció «Manolete» que los pleitos de los toreros deben resolverse en los ruedos. Fue en los inicios del acoso que hubo de sufrir en su último año, en la tormenta orquestada por la prensa influyente y algunos toreros españoles, que finalmente se desencadenó en las postrimerías del mes de agosto en la plaza de Linares. Los intrigantes de aquí decidieron romper el convenio taurino con México, para cortar las alas a dos pájaros que resultaban demasiado molestos, porque volaban más alto que todos los demás. Así, rotas las relaciones entre ambos países, con esa carambola Carlos Arruza no torearía en España ni «Manolete» en México, donde fue feliz profesional y personalmente, y tan honda huella dejó en aquella admirable afición. 

En el invierno de 1947, al regreso del último y triunfal viaje por tierras aztecas, le informaron de las declaraciones de Pepe Luis Vázquez para saber qué pensaba. El sevillano lo había retado a matar varias corridas duras en plazas incómodas, estrategia que por la timidez de su carácter es de suponer que fuera de Marcial Lalanda, su apoderado, quizás en complicidad con Gregorio Corrochano, el más influyente de los críticos de entonces, como pareció resolverse poco después, cuando en abril llamó banquero al espada cordobés, en la crónica de una corrida de Miura de la feria de Sevilla que no toreaba el espada ofendido, por recibir un brindis de su compadre «Gitanillo de Triana». Tanto Marcial como Domingo Ortega no aceptaron, ni muerto «Manolete», el relevo generacional en la capitanía del toreo impuesto por el torero cordobés, quien, con la elegancia que le caracterizaba, contestó a la prensa que  Pepe Luis lo habría retado a comer almejas, que sabía que le gustaban mucho, para de esta forma no herir a su admirado compañero, que retos a un lado, desde la temporada de 1942, por no aguantarle el pulso, había dejado de ser su rival en los ruedos.

Sevilla, 1945. Manolete, Pepe Luis y Carlos Arruza.
"La feria de las taleguilas rotas"

Hemos rememorado este capítulo de la historia ante las inoportunas declaraciones de Alejandro Talavante sobre Andrés Roca Rey. Según el extremeño, torear con Roca Rey, el espada que actualmente lleva más gente a las plazas, le resulta indiferente. Dicho de otra forma, que le da igual torear la tarde que más dinero se ingresa en taquillas. ¿De verdad? No conforme con tan desafortunada afirmación, añadió «que es muy positivo toda la gente que está arrastrando, pero esa gente joven necesita también una educación taurina». 

Brindis de Talavante a Roca Rey

Días después, al coincidir ambos en los ruedos, vinieron los brindis de torero a torero. Primero fue el peruano, que debió «agradecer» al extremeño sus «entrañables» palabras; después, ante las cámaras de televisión, el de Alejandro, donde debió argumentar que sus palabras se habían mal interpretado, que lo admiraba mucho como torero, y esas lisonjas que se suelen decir tras meter la pata. Porque no deja de ser una inoportuna metedura de pata hablar tan despectivamente de quien, de momento, «corta el bacalao» y manda en el toreo. Algo que debiera considerar con más prudencia Alejandro, que desde su vuelta a los ruedos busca sin encontrar al Talavante que no se le adivinaba techo y dejó de torear hace años en Zaragoza, al parecer, por no ser atendidas sus pretensiones económicas, esas que con seguridad desde su regreso no puede ingresar con las taquillas del «educado» público que acude a sus actuaciones. 

Manuel Benítez "El Cordobés"

Llevaba razón «Manolete». Donde tienen que hablar los toreros es en el ruedo y ante el toro. Ahí es donde impondrán condiciones los que sean capaces de pilotar el tren del toreo, de ser la locomotora que tira de los vagones, en palabras de Manuel Benítez «El Cordobés», ese genio que mientras imponía a las empresas no cobrar menos de «un kilo» por tarde, elevaba al doble los honorarios del maravilloso elenco de toreros de los años sesenta, un buen ramillete de primeras figuras que se benefició de los llenazos del «melenas», ese pedazo de torero al que los muñidores de la ortodoxia ridículamente llamaron «payaso», ofensa que no tuvo la menor influencia en las legiones de seguidores que arrastró todas las tardes, desde 1963 a 1971, por todo el planeta de los toros.

Andrés Roca Rey

La historia permite observar con perspectiva la diferencia entre la fuerza taquillera de los espadas que llevan a las plazas a los «aficionados educados taurinamente», «los que caben en un autobús», según «Jesulín de Ubrique», y los que llevados por la pasión arrasan las taquillas, para seguir a esos toreros que, gusten o no, con más o menos arte, tienen  recursos y valor para pisar todas las tardes esa línea roja de la que hablaba Paco Ojeda, ese sitio donde queman las zapatillas y transmite de inmediato la emoción a quienes de otra forma no habrían ido a las plazas. Queremos decir que si los seguidores de Roca Rey, que además de tener un valor descomunal domina todas las suertes y torea magistralmente, son personas jóvenes, pues mucho mejor, porque una vez dentro de las plazas tendrán ocasión de aprender y perfeccionar sus conocimientos. Igual que nos ocurrió a todos. 

Francisco Arjona Herrera "Curro Cúchares"

Nadie nace sabiendo. Mucho menos los intríngulis y emocionantes modos de expresar el arte de Cúchares, torero a quien también los ortodoxos de su tiempo llamaron «ventajista», es decir, truculento,  por echarse la muleta a la mano derecha, entonces de uso exclusivo de la espada, para «animar la función», en palabras textuales del propio Curro. Curiosamente, de aquella licencia mal vista por los ortodoxos, «animando» a las gentes que según los educados taurinamente había que formar, por aquel desbordante entusiasmo popular habría de empezar a desarrollarse el toreo de muleta. Con razón el pueblo llano, que es bastante más listo de lo que suponen algunos sabios entendidos, acabó bautizando el toreo como «el arte de Cúchares».   

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Antonio Luis. Cada lectura de un artículo tuyo es un aprendizaje de historia taurina. Desde mi desconocimiento para mí Roca Rey es un torero de época. Espero que Dios lo proteja y muera de viejo. Un abrazo enorme maestro.

JAragon dijo...

No se puede contextualizar mejor las desafortunadas declaraciones de quién ha vuelto sin ser llamado y tratar de justificar su falta de tirón.
Enhorabuena por tan elegante e ilustrado artículo.

Anónimo dijo...

Buen artículo Antonio Luis!
Si Talavante tuviera la fuerza y el poderío en la cara del toro, que tuvo hace años, no tendría que nombrar a Roca Rey y sus seguidores…
Como ya no es capaz, tira de excusas y se mete donde no debe!

Andrés Osado dijo...



Querido amigo Antonio:
Tu sencillez a la hora de transmitir tus conocimientos y experiencias, raya en lo Magistral. No hablemos de la honradez que sustenta todos tus escritos.
Parafraseando, solo me queda decir "el que quiera saber, que te lea.
Un abrazo, amigo

Anónimo dijo...

No se puede explicar a través de la historia que es, quien es y porqué una figura del toreo. Gracias por tus atinados artículos