Por Antonio Luis Aguilera
José María Montilla en la Maestranza de Sevilla |
El 26 se mayo se cumple el
sesenta aniversario de la alternativa del maestro José María Montilla, decano de los matadores de toros cordobeses.
Fue el 26 de mayo de 1962 en el coso de «Los Tejares», cuando Julio Aparicio, en presencia de Jaime Ostos, le cedió la lidia y muerte
de “Avefría”, de la ganadería de María
Francisca Mora Figueroa, al que cortó las dos orejas, a las que sumaría una
más del toro que cerraba plaza. Aquella triunfal actuación le valió obtener el trofeo «Manolete» del Ayuntamiento de Córdoba.
José María Montilla recibe el trofeo «Manolete» |
De nuestro archivo rescatamos unas declaraciones realizadas hace años por el maestro y amigo José María —persona muy querida en
Córdoba—, de quien hemos sido durante muchos años compañeros como comentaristas
taurinos en medios de comunicación, para que sean sus palabras las que evoquen su carrera como matador de toros.
—En los años sesenta Córdoba atravesó un momento histórico, porque se dieron cita muchos matadores de toros. Muy pocas veces el toreo cordobés ha tenido tanta altura. Toreros importantes como Gabriel de la Haba «Zurito», Agustín Castellano «El Puri», Manuel Cano «El Pireo», que ha sido uno de los que mejor ha hecho el toreo… Y tuvimos uno que mandó en la fiesta: Manuel Benítez «El Cordobés»… ¡Fíjate lo que es mandar en el toreo…! Eso solo sucede cada cuarenta o cincuenta años. Y mira por donde también fue Córdoba la que anteriormente mandó en el toreo con «Manolete».
Creo que fue el
momento —y los aficionados lo saben— más importante que Córdoba ha tenido en el
toreo, pues se dieron cita muchos matadores de toros, varios de ellos punteros,
y uno que mandó sin contemplaciones.
Lance a la verónica de José María Montilla |
Sobre la vieja plaza de
«Los Tejares» José María recuerda:
—Fue nuestra escuela
taurina. Allí comencé a ver toros. Precisamente fue donde Luis Miguel Dominguín, máxima figura del toreo, me hizo creer
que ser torero era fácil. Aquello ocurría al comienzo de los años cincuenta. Se
lidió una corrida de Saltillo para Luis Miguel, Luis Procuna y Manuel Calero «Calerito», que sustituyó
a José María Martorell, que estaba
herido. Fue una tarde tan apoteósica la del torero de Madrid, que yo pensé que
aquello era fácil. Tenía doce o trece años y creí que podía ser torero. ¡Qué equivocado
estaba...! Después intenté aquello que pensé fácil y no lo conseguí, comprendí
que era dificilísimo ser torero. A partir de entonces en aquella plaza los vi a todos: Martorell, Calerito… Me fijaba mucho en ellos.
Y vi a un torero que
me impresionó gratamente, porque no he visto torear más despacio ni mejor. Fue a
Manuel de la Haba, en un festival que toreó a beneficio de la Hermandad de la Virgen de
las Angustias. Aquello se me quedó grabado y es de mis mejores recuerdos.
Había otro torero que
causó una admiración tremenda, porque toreó fenomenal: Alfonso González «Chiquilín». En él los estatuarios, pases fáciles que no dicen nada,
tenían una gran personalidad. Además hacía el toreo diferente.
José María en redondo. Foto Mateo |
En «Los Tejares» conseguí
ver muchas cosas importantes en el toreo. Vi a una pareja de becerristas que
empezaban «Zurito» y «El Puri». ¡Qué difícil es despertar de
becerristas tanta expectación! Antes había toreado muy bien Pedrín Castro. También hubo una pareja fenomenal, que hizo historia en la
novillería cordobesa: «Zurito» y «El Pireo». He visto muchas cosas.
Aquella plaza fue nuestro principio, nuestro sueño, nuestra ilusión. Allí pensé
muchas cosas bonitas, pero luego está la historia, es muy difícil ser torero, y
no pude desarrollar lo que hubiera querido.
Preguntamos a José
María, que encabezó la terna que inauguró la nueva plaza de Córdoba el
9 de mayo de 1965, sus recuerdos de aquel día:
—Lo recuerdo con mucho
cariño. Fue un día memorable para dos toreros de Córdoba, Manolo y Gabriel, que fue
el triunfador absoluto de aquella corrida. Además, aquel día tuvo por la mañana
el prólogo de la coronación de la Virgen de los Dolores, esa imagen tan
cordobesa a la que yo tenía costumbre de visitar todos los viernes.
Esa tarde conseguí ver
a un chaval muy joven, que venía con ganas de pelea. En esto del toreo al
final los que dicen las cosas son los toreros de raza, y Gabriel lo era. En aquella tarde tan importante para todos, junto a Manuel Benítez, que
mandaba en la fiesta, Gabriel se
arrimó para que no se le fuera por delante y fue el triunfador absoluto. Benítez estuvo muy bien. Yo cumplí mi
cometido, estuve simplemente bien.
Ayudado por alto en Madrid. Foto Botán |
Pero siempre, cuando hablo de acontecimientos que recuerdo especialmente, no tengo más remedio que acordarme de mi alternativa en «Los Tejares». Fue uno de los días que me sentí torero. También de la alternativa de «El Cordobés» en la misma plaza. Quizás estas me hayan dejado más huella, pero no cabe duda de que históricamente nadie nos puede quitar a Gabriel, Manolo y a mí que inauguramos esa plaza tan importante que es la de Córdoba.
En mi época había bastantes
toreros de Córdoba. En mi caso concreto estuve cuatro años de matador de toros
y actué en las cuatro ferias de mayo. ¡Y era difícil! Pero los toreros de aquí
contaban a la hora de hacer los carteles de la feria. Y fíjate los que había: Antonio Ordóñez, Paco Camino, Diego Puerta, El Viti… Y había sitio para ellos, pero Córdoba tenía un plantel de
matadores que contaban, y mientras estuvimos en el toreo actuamos todas las
ferias de mayo.
Ceñida manoletina de José María. Foto Arjona |
Ante las afirmaciones que aseguran que hoy se torea mejor que nunca, José María Montilla opina:
—Eso no es verdad, cómo
se iba a torear peor en nuestra época, que era la de Antonio Ordóñez, el que mejor ha hecho el toreo desde «Manolete» a nuestros días. Lo que
tenemos claro los cordobeses y todo el mundo es que el mejor torero de los
últimos cincuenta años ha sido «Manolete».
Creo que ahí no hay discusión de ninguna clase y está todo el mundo de acuerdo,
incluso algunos antimanoletistas, que después de escuchar al «Rubio de San Bernardo» no les queda
duda de que «Manolete» ha sido el
mejor torero que ha dado la historia en los últimos cincuenta años.
Atracándose de toro en Barcelona. Foto Mateo |
Pero en nuestra época hemos visto torear a Antonio Ordóñez, del que pienso que no se puede torear mejor. Ni se puede torear con tanta importancia y sabiduría, con tanto conocimiento y arte como lo ha hecho Paco Camino. No se puede torear con más valor que lo ha hecho «El Cordobés» o Diego Puerta. Todo eso es historia. Había treinta matadores a cual mejor.
Es cierto que en todas las actividades
se progresa cada día. Hoy hay mejores médicos, mejores ingenieros, quizás se torea
de salón mejor que nunca, porque ahora un chaval pega pases desde el principio.
¿Pero qué se torea hoy mejor que hace treinta años? ¡No, ni se canta mejor que Manolo Caracol, ni se torea mejor que Ordóñez!
Es cierto que hay grandes profesionales, pero ¡cuidado!, el sitio que tenían
los toreros de antes… Ni ahora con toda la grandeza que tiene el toreo ha
superado el que conocí en mi época. Hoy hay más toros que se dejan torear, por
eso se torea con más regularidad, pero también todos los toreros son más
parecidos. Se dice que se torea mejor que nunca, pero también es verdad que no
destaca uno de los otros, porque sale un toro que tiene muy pocas cosas que
decir. Antes, al tener más movilidad, había más inspiración.
Estocada en todo lo alto el día de su alternativa en la vieja plaza de Córdoba. Foto Framar |
Hoy día el mejor de
todos sería «Guerrita». Y el mejor
de hoy sería el mejor de aquella época, porque el que ha sido figura del toreo lo
sería siempre.
Dos toreros
importantes en los años sesenta Manolo Vázquez
y «Antoñete», acompañaban a Luis Miguel, Ordóñez, «Litri», «Pedrés», Puerta, «El Cordobés», Camino… Y sin embargo después cuando
reaparecieron fueron máximas figuras del toreo.
Finalmente, al
preguntarle qué es lo más importante que se lleva del torero, el maestro
respondió:
—La gratitud de haber tenido la oportunidad de realizar lo más bonito de mi vida.
Enhorabuena José María, maestro y
amigo, por este sesenta aniversario que celebras con el profundo respeto de una afición que te quiere como la de Córdoba, y el cariño de toda la afición taurina.
1 comentario:
Amigo Antonio, me ha gustado tu impronta, como torero, de José María. Quiero recalcar, también, sus excelentes cualidades como persona y compañero, de las que tuve el gran honor de poder ser partícipe de ellas.
Un abrazo.
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