Por Antonio Luis Aguilera
Agustín Parra, Manolo Vázquez, Antonio Luis
Aguilera y José María Martorell. Foto Marogo |
Tertulia taurina celebrada el 26 de abril de 1991 en el
Hotel Meliá Córdoba con los matadores de toros Agustín Parra Dueñas, José María Martorell Navas y Manuel Vázquez Garcés. Fue emitida por Onda
Cero-Radio Córdoba, y figura incluida en el libro del autor de este blog "Tertulias Taurinas en Córdoba 1991-1992", editado por la Diputación Provincial
de Córdoba.
La suerte estuvo de nuestro lado. No era fácil rematar un
cartel de tanta calidad para conversar sobre el toreo de mediados del siglo XX. Pero la
buscamos y la encontramos, gracias a la generosidad de Agustín Parra Parrita, José María Martorell y Manolo Vázquez. Tres figuras del toreo
para una tertulia radiofónica inolvidable, que rescatamos en PLAZA DE LA LAGUNILLA por resultar inédita para la mayoría de los lectores, y porque estamos seguros que disfrutarán con el entrañable testimonio de estos tres grandes matadores de toros con los que tuvimos la fortuna de compartir un día maravilloso.
Tras un almuerzo salpicado de recuerdos y anécdotas llegaba
el momento de la sobremesa, el instante cálido para que una terna de lujo brindara
a Córdoba sus recuerdos a través de la radio, dedicándole una hermosa y
magistral lección sobre el toreo de su tiempo.
Antonio L. Aguilera: Señores, es un lujo estar en su presencia. Como moderador vamos a intervenir lo imprescindible, para que sean libres de intervenir cuando lo consideren conveniente. La primera pregunta es obligada: ¿Qué clase de toreros eran sus compañeros
de mesa?
Agustín Parra Parrita |
Y Martorell siempre ha estado hecho un bicho que me ha
hecho pasar mucho miedo. Como he dicho, he toreado más con él y me ha hecho
pasar muy malos ratos, porque se arrimaba mucho, era muy peligroso, y de vez en
cuando lo cogían los toros malamente. Recuerdo una corrida que no se me
olvidará en mi vida, fue en Bilbao, toreábamos una de Pablo Romero acompañados
por el portugués Manolo Dos Santos. En el primer toro se suspendió por lluvia y
la dejaron para el día siguiente a las doce. Y este muchacho empezó a hacer un
quite y se fue para las nubes, le pegó una voltereta el toro. Y al otro, otra
voltereta... Yo les decía a los dos: ¡Despacio muchachos, despacio, que hay
muchos toros…!
Martorell ha sido de los toreros de Córdoba más recios, de
los más honrados, muy entregado, daba todo lo que tenía. Y tenía mucho y bueno.
José María Martorell. Foto Marogo |
He alternado con Manolo Vázquez varias veces. Y ahora
tengo la oportunidad de agradecerle algo importante que hizo en mi vida y no he
comentado nunca con él. Fue una corrida de Pablo Romero que toreamos en León.
Hubo un toro que salió muy peligroso, no me atrevía a salir porque a los
banderilleros los obligó a saltar al callejón. Y yo con mis facultades no era
capaz de salir al toro. Entonces, Manolo Vázquez, con la grandeza de un extraordinario torero, se salió con ese toro hacia afuera y me lo sacó. Lo pude
lidiar gracias a esa maravillosa intervención.
Parrita para mí ha sido un torero recio, hondo, que ha
llevado una trayectoria prácticamente del toreo de Córdoba aunque haya nacido
en Madrid.
Manolo Vázquez: Quiero agradecer
esta invitación que nos ofrece Onda Cero para estar reunidos en Córdoba con Parrita,
con Martorell, y con estos buenos aficionados que hay aquí para hablar de
toros, que es lo que nos gusta a todos.
Como profesional, tanto a Parrita como a Martorell les
tengo mi mayor y ferviente admiración como toreros. Con Parrita, -no he tenido
ocasión de consultarlo porque ya hace muchos años-, quiero recordar que toreamos
una corrida en San Sebastián en la Semana Grande de 1952. Y en mi época de
juventud lo he visto torear en varias ferias de Sevilla. Hace rato le pude
recordar una que tuve la satisfacción de ver. Él me ha dicho que fue una feria
muy agradable en la que cortó cuatro orejas. Cortar cuatro orejas en Sevilla es
importante ayer, hoy y mañana, igual que cortarlas en cualquier otra plaza y feria
importante. Tengo un gran recuerdo de Agustín como profesional y como torero. Como
persona ha sido siempre entrañable conmigo y con mi familia. Nos conocemos desde
que yo era un chiquillo, un poco más joven que él, no mucho, porque ya vamos
teniendo una edad que no somos muy jóvenes.
Manolo Vázquez. Foto Marogo |
En un aspecto quiero hacer hincapié. Tanto Parrita como Martorell estuvieron
muy poco tiempo en el toreo. Creo que debieron estar más tiempo, porque
hubieran dado lugar a enseñar más a todos los toreros que hemos venido detrás y
a los que después nos han sucedido. Quiero preguntarles cuál fue el motivo de
que estuvieran tan poco tiempo, porque considero que los toreros que pueden
decir y hacer algo importante deben estar más tiempo. Parrita estuvo como
matador siete u ocho años; Martorell, ocho. Yo he tenido la suerte de ser torero
de tres generaciones, porque empecé a torear en los años cincuenta y me vieron
los antiguos, es decir, nuestros padres y nuestros abuelos, las personas de
principio de siglo que ya contaban sesenta años. Seguí toreando y me vieron los
de mi generación. Después hay un lapsus de tiempo, vuelvo en 1981 y me ven los
hijos de nuestros compañeros y amigos. Quizás lleve sobre ellos eso, que me han
visto torear nuestros hijos, pero creo que ellos podían haber hecho lo mismo.
"Hay que estar enamorado de la ropa de torear..." |
Automáticamente sentí un vacío grande en la ropa de
torear. No era falta de afición, pero no sé lo que pasó. No estaba enamorado de
la ropa. Y para torear creo que hay que estar muy enamorado de la profesión y
de la ropa de torear. Eso fue todo, querido Manolo. ¡Qué cosa más tonta, verdad...!
Manolo Vázquez: Relativamente, pienso que cuando
se está toreando casado también se tiene mucha más ambición.
Madrid, 21-5-1952. Pepín Martín Vázquez, José María Martorell y Jesús Córdoba |
Es una pena que no hayamos podido realizarnos. Por eso nos
fuimos, aunque prácticamente nos echaron, esa es la verdad.
José María Martorell: ¡Fue una pena…!
Agustín Parra Parrita: Eso sí, por supuesto.
José María Martorell: Hoy, Manolo, es una suerte ver
torear a Curro Romero, aunque solo sean dos muletazos. ¿Cuándo iba a yo a ver
torear a Curro, cuándo otras generaciones lo iban a ver? ¿Cuánto daría por ver
a ese gran fenómeno de México que fue Luis Procuna? Y ahora los ves aguantando
tiempo en el toro. ¿No os parece?
Agustín Parra Parrita: Ya os he dicho porque me fui del
toro. Simplemente. Tanto que después quise volver y, afortunadamente, le doy
gracias a Dios, me partí el talón de Aquiles. Parece como si Dios dijera: Quieto
tú ahí, no te muevas. Pero marcharse del toro es muy penoso. Claro, lo mío era
compensación, me marché porque estaba compensado con el amor de esa mujer que
quería tanto.
José María Martorell: Pero te quiero decir que casado
y si la gente te hubiera ayudado también habrías toreado.
Agustín Parra Parrita: No, yo no he compartido nunca eso,
y no quiero decir con esto que un hombre casado no rinda. ¡Claro que no! Pero
yo era un poco veleta, un poco loco, y mi locura estaba dentro del toreo, o
sea, dentro de mi forma de ser. No me veía responsable casado y toreando. Para
torear hay que ser totalmente libre, que nada dé problemas.
Antonio L. Aguilera: Con permiso, maestros,
¿para ustedes qué es torear?
Agustín Parra Parrita: Eso es muy difícil de explicar.
Torear es unirse con el toro, gozar con la embestida... Es muy difícil
definirlo. ¿Cómo te diría? Es estar enamorado. Cuando estás enamorado cogerle
la mano a la mujer o besarla es parecido a pegar un lance. ¡Fíjate qué cosa! Es
gozar cada vez que el toro se acerca a ti, porque lo bonito es que te acerques
al toro, unirte a ese toro. Torear es sublime, no hay comparación, no lo puedo
definir. Es cante, flor, aroma… No sé, es todo. Es muy difícil definirlo, es un
sentimiento profundo, una locura… ¡Una perfecta locura!
José María Martorell: Después de lo que ha dicho mi
amigo y padrino, pocas cosas se pueden decir. Es algo muy importante. Torear es
algo sublime que no puedo explicar. Es como el que hace una estatua o pinta un
cuadro y no sabe porqué lo hace. Lo plasmas en un momento, te inhibes de todo y
nace el artista, la pasión, lo que realmente has sentido toda tu vida: ser
torero. Y cuando lo realizas, ese momento, como de verdad es dificilísimo
realizarlo, cuando te haces mayor comprendes lo difícil que es torear. Realizar
el toreo es algo divino.
Manolo Vázquez torea al natural citando de frente. Foto ABC |
Pero cuando se hace con sentimiento llega al público, no se olvida nunca. Todo
lo que se haga con sentimiento, con verdadero deseo de lograr lo que uno anhela
con un toro, acoplarse con él y transmitir ese sentimiento al público, es lo
que queda perenne en el toreo y en la retina de los aficionados. Todo lo demás
será pasajero, serán triunfos que se pueden obtener, pero no quedarán en la retina
del espectador si el torero no se siente, porque él es el primero que tiene que
sentirse, inhibirse de todo lo que le rodea, eso es lo que verdaderamente se
transmite al público, el recuerdo que queda perenne.
Antonio L. Aguilera: ¿Qué piensan cuando escuchan que
ahora se torea mejor que nunca?
Agustín Parra Parrita: Se torea muy requetebién, muy
bien. Casi todos los toreros torean magníficamente, pero les falta el toro, la
materia prima, que es el que da emoción cuando repite la embestida. Y eso, ahora
desgraciadamente, no existe. Por lo tanto, son faenas muy largas, tediosas a
veces, los muchachos exponen muchísimo y les cuesta llegar a la gente. Creo que
ahora se torea magníficamente por parte de todos los muchachos, de la mayoría,
los hay con más clase, con más arte, con más solera, con más pellizco, con más
regusto, los hay más bruscos. Pero eso siempre ha pasado. Se torea
magníficamente, lo que falta es el toro, la base primordial, que se ha venido
abajo. Los toros no andan, les pegan un puyazo y ahí se acaba todo, y eso no
puede ser. Vamos a ver si entre todos arreglan eso un poco, un poco no, un mucho,
que es lo que hace falta.
Media verónica de Martorell en Barcelona a un jabonero de Prieto de la Cal. |
Manolo Vázquez: Creo que el toreo es importante
siempre. Lo fue antes de nuestra época, en la nuestra y lo será en el futuro.
Lo que pienso cuando se dice que hoy se torea mejor que antes es que se torea -como
ha dicho José María- adaptándose a las circunstancias del toro, a su
comportamiento. Hoy el toro se comporta de una forma que los toreros se tienen
que acoplar a él. Soy una persona convencida de que los toreros actuales tienen
que hacer un gran esfuerzo para cuajar un toro y pegarle veinte pases, no digo
ya cuarenta o cincuenta. Pegarle hoy a un toro veinte pases como Dios manda
creo que es dificilísimo, porque desgraciadamente los toros se mueven muy poco
y llegan al último tercio con muy pocas arrancadas.
A la mayoría de los toros que salen por los chiqueros, en
el tercer lance los profesionales que se ponen delante tienen que pegar zapatillazos
para que se vengan, salen de chiqueros y se paran. Antes salían y se movían,
costaba un trabajo ímprobo poderles torear y pegarles pases, porque repetían y no te dejaban vivir nunca. Allí
estaba todo el mundo pendiente, con cuidado, y resulta que los toros salen y se
paran. Los hombres tienen que hacer un esfuerzo, muchas veces dice la gente que
los toreros no le pegan pases a los toros. ¿pero cómo los van a pegar a un toro
parado? Es igual que si pones una montera en medio de la plaza e intentas
pegarle pases. Y digo lo de la montera porque es negra y es lo más parecida a
los toros.
"Antes salían y se movían..." |
Verdaderamente los toreros se las ven y se las desean, se
la juegan. Yo hablo con ellos, como hablamos todos, y me dicen que en nuestra
época los toros se movían. Y ciertamente se movían, tenían más dificultades
para estar con ellos y pegarle pases. Hoy las dificultades son no podérselos
dar y no estar lucidos con ellos. Eso para la Fiesta es nefasto, tanto para los
toreros como para los aficionados.
Ojalá en un futuro próximo salga un toro que se mueva. Y no
quiero que salgan por chiqueros los que se puedan comer al apuntador, sino que
permita a los hombres poderse bandear, que le den emoción a los toreros y a la
propia Fiesta, que cada torero pueda hacer lo que lleva dentro. Hoy no pueden
dar de sí lo que llevan.
3 comentarios:
Muy bueno. Lo echaba de menos
Precioso y evocador artículo .Evocador de una época pasada que a los más antiguos nos llena de emoción.No llegué a ver a PARRITA ,sí a MARTORELL cuando reapareció en Barcelona y por supuesto, a MANOLO VAZQUEZ del que era medio vecino en los asientos de la Maestranza.
Enhorabuena por rescatar este cacho de historia y un saludo muy cordial.
PD.Tuvimos ocasión de saludarnos y pasar un dia precioso en Sevilla dedicado al recuerdo de CHICUELO .
¿Hay algo preparado o en preparación para celebrar el aniversario de CHICUELO de este año ?.
Muchas gracias a Jesús y franmmartin. Me alegro que sea de vuestro agrado esta primera parte del texto que rememora un día inolvidable para mí como aficionado.
En Sevilla echamos un día maravilloso glosando la figura del genial Manuel Jiménez "Chicuelo". Desde entonces se ha escrito mucho sobre él en diferentes medios y la pelota está en el tejado de los maestrantes, que deben encargar un cartel que represente al genial torero, padre de la faena moderna, para anunciar la temporada sevillana de 2019, como en su día se hizo con José y con Juan. Posiblemente algunos aún no hayan descubierto la grandeza de Chicuelo.
Muchas gracias por seguir PLAZA DE LA LAGUNILLA.
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