lunes, 15 de julio de 2024

BILBAO: DE BUQUE A PECIO

Por Antonio Luis Aguilera


Ya están en la calle los carteles de Bilbao, plaza en otro tiempo buque insignia de la temporada, hoy hundida por los herederos del gran empresario vasco Manolo Chopera, desde hace unos años aliados con la empresa mexicana Bailleres. Como era de esperar, en la que fue el gran puerto de montaña del norte, se repite el compadreo impuesto en la temporada por los comisionistas, que dejan fuera a toreros que por sus méritos en el ruedo tenían que estar, mientras  se incluyen con calzador a los espectros de antiguas figuras, a espadas que ni están ni se les espera, sin sitio, destemplados, descentrados e inexpresivos, los amparados por MatillaCasas y otros comisionistas, que invitan al público a retraerse en la compra de las caras entradas y dar la espalda a una feria que fue buque insignia y hoy es un pecio complicado de reflotar.

Complicado porque la afición está cansada de que le quieran vender el burro con las supuestas figuras, que ni juntas arrastran gente a la plaza, el «sota, caballo y rey» o coladero de espadas que hurtan los puestos que merecen los que de verdad han triunfado en los ruedos, los que interesan y anhela ver el aficionado junto a los jóvenes que son novedad. Los ganaderos-empresarios-apoderados, hoy influyentes comisionistas, enterraron la antigua fórmula de juntar en los carteles de ferias al torero consagrado, el emergente y la promesa que es novedad,  sustituyéndola por el «cartel rematado», en realidad el «cartel comisionado», ese que ha aburrido y echado a patadas de las plazas a tantos aficionados, cansados de ver a los mismos toreros, impuestos feria tras feria sin justificar sus inclusiones.

En la zona alta del escalafón se mantienen matadores que fueron pero no son, espadas que deberían reflexionar en el banquillo que, de momento, su tiempo pasó, y pensar por qué causan hartazgo. Quienes antes seducían hoy aburren con actuaciones repetitivas sin gobierno, sin colocación ni  orden, sin ajuste ni temple, donde la entrega fue sustituida por la técnica ventajista y la velocidad. Y a esta barbaridad se ha llegado por la nefasta política empresarial que excluye de las ferias a espadas que merecen estar, como Paco UreñaManuel EscribanoFernando Adrián o Tomás Rufo, sin olvidar al rejoneador Diego Ventura, mientras que como una penitencia se imponen a ManzanaresTalavante o Castella, que desesperan con su inexpresivo, tenso y gélido toreo, con actuaciones sin relieve que sin embargo no son obstáculo para que sigan estando en todas las ferias de la temporada. 

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