Por Antonio Luis Aguilera
La tarde del 12 de octubre de 1983 encontramos un hueco en los tendidos de sol de la plaza de la Real Maestranza de Sevilla, que agotó el papel, para presenciar la despedida de los ruedos de Manolo Vázquez (celeste y oro), que mano a mano con «Antoñete» (lila y oro) lidiarían dos toros de las ganaderías de Carlos Núñez, Manolo González y Juan Pedro Domecq. La suerte estuvo del lado del toreo sevillano, que cortó cuatro orejas y salió a hombros por la puerta del Príncipe acompañado de una multitud de aficionados.
Aquella fue por su grandeza torera una de las tardes imborrables en nuestra vida de aficionados. Años después, en una tertulia que dirigimos en Onda Cero Radio Córdoba, donde reunimos a los maestros del toreo Agustín Parra «Parrita», José María Martorell y Manolo Vázquez, hablamos de esa tarde con el toreo sevillano, haciéndole saber el cariño con que recordábamos su despedida, la corrida donde el maestro se sintió y expresó un toreo pletórico de arte, garbo, gracia, pureza... Parecía mentira que cuando tenía asegurada la salida a hombros por la Puerta del Príncipe, pues había cortado tres orejas a sus dos primeros toros, en el quinto, el último de su carrera, un animal sin estilo y con evidentes dificultades, se la jugó y dio la sensación de que no le importaba cambiar la puerta que se asoma al Guadalquivir por la del cuarto del hule.
Agustín Parra "Parrita", Manolo Vázquez y José María Martorell con el autor de este artículo. Foto Marogo. |
Esto fue lo que recordaba Manolo Vázquez:
«Ese día fue para mi muy importante. En realidad quería ratificar lo que ya Sevilla me había dado. El hecho de mi reaparición en el año 1981 era por lograrlo en Sevilla, cuando gracias a Dios tenía todo resuelto y había dejado en el toreo la huella de lo que más o menos había sido.
Sevilla es muy especial, mucha gente puede pensar que con sus toreros es… Pero no lo es con todos sus toreros, sino con ciertos toreros. La afición de Sevilla se entrega con ciertos toreros, pero después ha habido toreros muy importantes a los que no se lo han reconocido.
Yo quería ratificar en Sevilla, y reaparecí con una edad que daba la sensación… Pero gracias a Dios lo logré. Ese día veía a la gente que estaba a cien por hora, allí todo el mundo estaba pensando en ir a la despedida de Manolo Vázquez como quien va a una fiesta. La corrida estaba anunciada mano a mano con «Antoñete», iban a salir tres toros y a ver cómo salían. Hombre, puse de mi parte todo lo que podía dar, pero aquello había que solucionarlo. Gracias a Dios la cosa se cuajó.
Tuve esa inmensa satisfacción, que Agustín y José María desgraciadamente no han podido lograr, lo logré con cincuenta y tres años de edad. Lograr salir por la Puerta del Príncipe a esa edad… No dejo de dar gracias a Dios y a esta profesión del toreo que es tan bonita.
Aquella noche, sentí por encima de todo la inmensa satisfacción de haber logrado lo que me propuse en esa reaparición, aunque anteriormente lo había logrado en el primer año y estuve a punto en el segundo de haber salido también. Lograrlo en esa última corrida creo que no se puede pedir más…
Cuando un torero, un profesional, dice voy preparar mi despedida en Sevilla, y que todo salga así… Porque todo se puede organizar, se puede preparar; pero, amigo mío, en el toreo hay un elemento con el que nunca se puede contar: el toro. Más grande, más chico, como sea, pero el toro después sale y se comporta como se tiene que comportar, nadie sabe cómo va a salir. Recuerdo perfectamente que aquel día, de los tres toros que maté, uno fue un gran toro, el de nuestro amigo Manolo González. Fue un gran toro en el último tercio, no en el primero, pues ahí empezó… Pero se vino arriba y fue un gran toro. Después, los otros dos tuvieron muchas dificultades. Y en el último, como ha comentado Antonio, cuando había cortado una oreja al primero y dos al segundo, no me importaba que me hubieran cogido y partido los muslos».
Cuarenta años después, como homenaje al inolvidable maestro, hemos querido que sean sus propias palabras las que nos hablen de aquella gran tarde de toros.
1 comentario:
Gracias, amigo Antonio, por hacernos traer al presente
aquella vivencia radiofónica mantenida con el magistral torero Manolo Vázquez. Tan bien plasmado lo has pintado que parece como si ahora mismo estuviera escuchando vuestras voces, a través de ese medio sonoro. Bravo por tí siempre. Un abrazo
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