jueves, 1 de junio de 2023

MEJORES ÉPOCAS

Por Antonio Luis Aguilera

Plaza de "Los Califas" de Córdoba

Terminada la mini feria taurina de Córdoba, con el amargo sabor de la decepción por la mala presentación de las corridas de toros, lo que ha causado malestar y desconfianza con la empresa y los equipos presidenciales, que han hecho la vista gorda aceptando la lidia de animales impropios de la categoría de la plaza, es de suponer que las puertas del recinto no volverán a abrirse este año para ningún festejo. No será porque económicamente se haya dado mal, que no lo ha parecido, ni porque falten novilleros y becerristas cordobeses que tras los duros meses de calor puedan citarse con la afición, sino porque esta es la política de las empresas que sucesivamente explotan el coso: ninguna quiere saber nada de toros después de feria. Y si el contrato con la propiedad de la plaza no obliga a otra cosa, pues el que quiera más que venga el año que viene.

De esta forma, como la pescadilla que se muerde la cola, el abandono por falta de programación incentiva el deterioro taurino de la ciudad que fue definitiva en el toreo, que mientras aguarda la llegada de otro príncipe azul, que no suele aparecer espontáneamente, seguirá viviendo del recuerdo de su historia, esa que cada vez es menos conocida, porque los aficionados mayores van desapareciendo y los jóvenes, que últimamente acuden en buen número a la plaza, ante la falta de actividad es muy probable que puedan terminar aburriéndose, y dejen de interesarse por formarse de verdad, por conocer a fondo el toreo, su historia y tradición, la liturgia, sus normas, su arraigo cultural y el respeto que merecen los valores de la Tauromaquia como escuela de vida.

Manuel Benítez "El Cordobés". Foto Framar

A partir de este mes de junio, la plaza será otro año la más amplia sala de conciertos de la ciudad en las noches de verano. Nada que ver con los festejos que se programaban en los primeros años de existencia del coso, cuando en el estío se anunciaban novilladas y becerradas nocturnas con rifas de regalos. Ahora, aquellas taquillas de sol y de sombra se han convertido en bares y restaurantes, que aprovechan las amplias terrazas de los aledaños de un recinto ideado en años de vacas gordas, aprovechando el tirón de Manuel Benítez Pérez, un genio del toreo que llenaba las plazas cualquier día de la semana anunciándose con “dos más”. Los socios propietarios debieron suponer que la inercia taquillera de «El Cordobés» continuaría, y no dudaron en levantar la magnífica plaza de «Los Califas», posiblemente la más cómoda y de mejor accesibilidad de España, que habría de notar desde 1971 la retirada de los ruedos del «Huracán de Palma del Río», que la llenó en siete ocasiones de las trece en que hizo el paseíllo como matador de toros, mientras en cuatro rozó el lleno, y en dos el aforo se cubrió en tres cuartos. Su balance: 23 orejas y 8 rabos. 

La plaza en la actualidad, después de la feria taurina

Sin embargo, aunque parezca mentira por el impresionante tirón taquillero de Benítez, el cartel de «no hay billetes» se colgó en las taquillas de «Los Califas» por primera vez el 25 de mayo de 1985, con una corrida de Victorino Martín de Andrés, ganadero que había impactado en Córdoba desde el año anterior que se presentó. Aquella tarde  salieron a hombros José Antonio Campuzano, vestido de lila y oro, que cortó una oreja al primero, dio la vuelta al ruedo en el tercero, y cortó las dos orejas al quinto; y su hermano Tomás, que con un terno tabaco y oro cortó una oreja al segundo, otra al cuarto y las dos al sexto. Les acompañaron en volandas por la puerta grande el propio Victorino Martín y Julio Presumido, mayoral de la ganadería, tras una corrida de las que hace afición, donde en reconocimiento al gran juego del encierro fue premiado con la vuelta al ruedo el sexto: Bailaor, número 121, 538 kilos, negro bragado. 

Alternativa de Finito de Córdoba. Foto Arjona

Tras cuatro años de romance con la afición cordobesa (1984/1987), Victorino rompió lazos el 28 de mayo de 1988, cuando decidió retirar la corrida de la tarde por haber sido rechazados dos ejemplares por falta de trapío, negándose a  completar el encierro con otros toros de su hierro. Por fortuna no iba a tardar la plaza en reverdecer sus tardes de gloria, pues estaba por llegar el torero que más veces la ha llenado colgando el cartel de «no hay billetes»: Juan Serrano Pineda «Finito de Córdoba», que lo consiguió de novillero con picadores, la tarde del 23 de mayo de 1990, en un inolvidable y maravilloso mano a mano con Rafael González «Chiquilín», el espigado torero de la «Piedra Escrita» (Santa Marina). De matador de toros, el espada de «El Arrecife», (La Carlota-Córdoba), colgaría el cartelito en seis ocasiones: el 23 de mayo de 1991, la tarde de su alternativa, otorgada por Paco Ojeda con Fernando Cepeda de testigo y toros de Torrestrella, —por cierto, ese año pasaría a la historia del coso por lograr el récord de venta de abonos con 6.500 títulos—; a las que habría de sumar el 30 de mayo de 1992, alternando con Emilio Muñoz y «Espartaco» con toros de Juan Pedro Domecq; 28 de mayo de 1993, con idéntico cartel y toros de Daniel Ruiz y José Luis Marca; el día siguiente, 29 de mayo, en reñido mano a mano con Rafael González «Chiquilín», con toros de Juan Pedro Domecq y uno de Sancho Dávila; 27 de mayo de 1995, mano a mano con Rivera Ordóñez con toros de Juan Pedro Domecq; y por último el 26 de mayo de 2009, actuando con José Tomás y José Luis Moreno, con toros de Las Ramblas

Mas no queda ahí la cosa, porque además de ostentar el récord colgando el cartel de «no hay billetes» (uno de novillero y seis de matador), Juan Serrano también llenó el coso como novillero el 22 de junio de 1990, en su segundo mano a mano con Rafael González «Chiquilín»; y como matador en otras tres ocasiones: 29 de mayo de 1992, actuando con Paco Ojeda y «Joselito» lidiando toros de Torrestrella y uno de Herederos de Carlos Núñez; 25 de mayo de 2000, con Enrique Ponce y «El Juli», con reses de Torrestrella; y el 28 de mayo de 2008, actuando con José Tomás y Daniel Luque con un encierro de Jandilla y Vegahermosa. A este apabullante palmarés hay que añadir un importante número de corridas donde la plaza registró tres cuartos de entrada. Así pues, «Finito de Córdoba» y Manuel Benítez «El Cordobés», por este orden, han sido los toreros de mayor tirón taquillero en la historia de la plaza cordobesa (1965/2023).

"Finito" y "Chiquilín" de novilleros. Foto A.J. González (D. Córdoba)

Hemos recordado las épocas doradas de «Los Califas», pero además hubo otras donde la plaza registró grandes afluencias de público, para vivir ilusionada el toreo de otros espadas de la tierra, como José María MontillaGabriel de la Haba «Zurito», Manuel Cano «El Pireo», Florencio Casado «El Hencho», Fernando TortosaAgustín Parra «Parrita», José Luis Moreno... Lo importante es la actividad, que se trabaje con los chavales de la cantera que quieren ser toreros buscando el compromiso de instituciones públicas, propietarios de la plaza, peñas y barrios para organizar festejos menores y fomentar la ilusión con los novilleros cordobeses. En definitiva, que además de cuidar la programación de la feria de mayo y no defraudar como este año con la mala presentación del ganado, se trabaje por Córdoba con la misma ilusión que llegó para regentar la plaza José María Garzón, cuando le fue adjudicada por vez primera una de la máxima categoría. Por otra parte, la Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía debe evaluar la actuación de los equipos presidenciales designados, que este año han logrado poner de acuerdo a toda la crítica en los dos días que ha durado la feria.

Plaza de toros en 1965, año de su inauguración. Foto Paco Muñoz

Aprovechando los recuerdos importantes de la plaza cordobesa, insistimos una vez más que su aforo no es de 16.900 localidades, como se reproduce en libros, revistas y portales taurinos. Se trata de un dato erróneo consignado en la enciclopedia «Los Toros» de don José María de Cossío. Esa fue la cifra proyectada por el arquitecto don José Rebollo Dicenta, cuando se contemplaban la mitad de los vomitorios construidos. Finalmente, el aforo quedó en 14.842 localidades, dato que nos facilitó don Antonio Pérez-Barquero Herrera, que lo verificó personalmente siendo empresario con sus cuñados, los hermanos José y Manuel Flores Cubero «Camará»Más tarde, en 2003, el aforo volvió a disminuir hasta 14.621 localidades por las reformas ejecutadas para facilitar el acceso a personas con limitaciones físicas, lo que nos fue confirmado por don Tomás González de Canales, presidente del Consejo de Administración de la Sociedad Propietaria de la plaza.

1 comentario:

Andrés Osado dijo...

Amigo Antonio: Siempre has sido y sigues siendo, un hombre de una profunda honradez. No te han importado las críticas contrarias a tu forma de ser.
Aquí has dejado una buena prueba e ello.
No cabía esperar otra postura, ante las tropelías que detallas en toda su extensión.
Duele que no serán tenidas en cuenta. "El Don dinero" como te he oído decir en otras ocasiones, manda mucho en este mundo taurino.
Vamos a tener la esperanza y alguien, con esa honradez que a ti te distingue, pueda llevar esto a buen puerto.
Excelente documento.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo