Por Antonio Luis Aguilera
HACER el toreo despacio es lo más difícil en el trance de pasarse por la faja a un toro bravo. Torear encajado de verdad, con la pureza y el clasicismo que lo hace Juan Ortega es engrandecer el arte del toreo, elevarlo a un estado superior; es exaltar el efímero e inolvidable encuentro donde se ofrece la vida para crear una obra que exige entrega absoluta desde la colocación en la suerte, y calma interior para afrontar la angustia del riesgo al enganchar al toro y someter la embestida con las yemas de los dedos pulseando el suave vuelo de la tela, que termina por imponer otra velocidad al animal, otro ímpetu al mostrado en las primeras acometidas, graduando su celeridad con ese toreo de seda que acaricia y nace de un encuentro sin violencia, despacioso, de imágenes a cámara lenta. Atesorar la gracia para hacer inmenso el toreo, con esa calidad excelsa que no parece humana, es un don exclusivo de los toreros privilegiados de la historia.
Con esta preciosa fotografía de ARJONA a modo de christma, que manifiesta la grandeza del toreo de Juan Ortega, el torero que mejor torea del escalafón, felicito a los amigos lectores de «Plaza de la Lagunilla». ¡Qué se cumplan vuestros mejores deseos!
¡Feliz Navidad y Paz en la tierra!
3 comentarios:
Enhorabuena Amigo Antonio Luis Aguilera.
Un fuerte abrazo de tú siempre Amigo José Muñoz..
Amen amigo Antonio.
Querido amigo Antonio:
Esa misma paz es la que deseo se haga realidad en este nuestro planeta.
Que tu familia y tu paséis una muy feliz Navidad.
Un fuerte abrazo
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