Conozco a Antonio Jesús Rodríguez Castilla desde que terminada su
licenciatura en Derecho se integró como miembro de la Tertulia “Tercio de
Quites” de Córdoba, con la que durante años compartió noches mágicas de charlas
taurinas escuchando a los profesionales del toreo a la luz de la luna, viajes a ganaderías y otros actos de convivencia
en torno al toro, su cultura y su gente. Actualmente Antonio es magistrado en
ejercicio en Córdoba, y mantiene intacta la afición que cultivó
y que tan hondo enraizó en él, como demuestra la buena faena que plantea en el libro del que es autor: “EN DEFENSA DE LA TAUROMAQUIA”
(Editorial Almuzara).
Se trata de una obra brillante, fundamentada
y argumentada, donde se ligan los razonamientos con temple y mando para defender sin complejos la guerra que libra el mundo del toro, mientras exhorta a los
aficionados a abandonar la pasividad, porque lo que se está librando es una guerra contra la libertad, la cultura y nuestras raíces. Por eso nos propone un posicionamiento sin complejos, un cambio de actitud para dar la cara por algo tan auténtico como son las corridas de toros, un acontecimiento más que un
espectáculo, entendido como "espectáculo que significa una concepción del mundo", según el profesor don Enrique Tierno Galván. ¡Qué nostalgia en los tiempos que corren de politicos de cualquier signo con altura de miras: honestos, tolerantes, respetuosos, formados y educados!
El libro que comentamos apela a valores esenciales como la
libertad, el respeto, la tolerancia y la aceptación de las diferentes culturas
del mundo, a defender un valor universal que ha existido en la
historia de la humanidad en todas las civilizaciones: el culto al toro. Como explica el autor: “Desde
los toros alados asirios, pasando por Apis y Serapis de las mitologías egipcia
y griega, los juegos con los toros representados en los mosaicos de la Creta
minoica, la lucha contra los toros en los coliseos de la Roma imperial, con
Mitra, el dios romano que mata al toro, hasta los toros de Guisando, esculpidos
sobre granito en las tierras abulenses, la lucha contra el toro es algo
constante en nuestra civilización”.
Con prosa fácil y amena Antonio Jesús Rodríguez Castilla nos ofrece una obra bien estructurada, que desmonta con argumentos el animalismo humanista global, impulsado y favorecido por importantes grupos de presión económicos, los
lobbys, que desde una falsedad inaceptable pretenden abolir las corridas para exterminar una raza única como es el toro de lidia. Magnífica la defensa del toreo que plantea este aficionado y magistrado cordobés, que por esta doble condición, a modo de capote de brega, nos ofrece una valiosa herramienta para pisar el ruedo de la vida con orgullo, voz y argumentos, pues todos debemos saber lo que nos jugamos ante los militantes del buenismo, y no debemos tener reparos en defender los valores del toreo como esencia de vida, porque como concluye el último capítulo de esta obra: “¡Quejarse no sirve de nada!”.
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