Hoy, instantes después de que Plaza 1 haya presentado oficialmente la lista de los once toreros que entrarán en el bombo de la feria de otoño,
diseñado por aquel que se autoproclama “productor de arte”. Sorprende que en el sorteo no esté una bola con tu nombre. Sólo te puedo decir Juan Ortega,
tú sí que estás en mi otoño.
En ese sorteo, sí estará presente la bola de la injusticia, del cambio
de cromos, del mediocre sistema taurino que asfixia el toreo, la bola de la
falta de sensibilidad…Porque el arte no se produce señor Casas. El
Arte, se tiene o no se tiene. Como la torería, la que tú, Juan Ortega,
derramaste en el coso venteño el pasado día de la Paloma.
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La torería clásica de Juan Ortega. Foto Plaza 1 |
Ya lo dijo Curro Romero “qué difícil es comer despacio cuando se
tiene mucha hambre”, y que difícil debe ser después de que pasaran más de
dos años desde tu confirmación y no haber vuelto a pisar su ruedo. Del olvido,
de ostracismo que somete el sistema a tanto torero bueno. En
tarde de canícula agosteña, del Madrid desierto, de mucho cemento, de escasa
entrada y mucho turista, de andanadas cubiertas de andamios… Pero también de
fecha de tradición con aficionados dispuestos a paladear el toreo, el
buen toreo. Tarde de jugarse el todo por el todo…
Por eso impactaste tanto, desde el primer quite, donde tu capote se mece
en forma de dos verónicas. La media que esculpe y cincela tu
cuerpo. Esa despaciosidad, esa mente despejada, ese aroma a toreo
bueno. El reencuentro con el toreo añejo, el toreo caro, el
toreo de sabor. El toreo de hoy y de siempre. Por tu forma de iniciar
la faena con esos doblones por bajo, torerísimos, además de
eficacia y dar al toro la lidia que necesitaba, reunieron belleza y
se convirtieron en escultura.
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Ese aroma a toreo bueno. Foto Plaza 1 |
Faena maciza. Cadencia y compás. Para saborear y paladear.
Tres series con la derecha y una tanda donde los naturales surgieron cristalinos
y puros. Exquisita. Como exquisito volvió a ser el cierre por bajo.
Tu corazón tras de tu espada, que quedó en todo lo alto… ¡Cómo olía a
toreo en tu vuelta al ruedo con la oreja en la mano!
¡Qué pena que tu segundo no dejara redondear la tarde! Y qué ganas de volver
a verte… Juan Ortega.
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Cadencia y compás. Para saborear y paladear. Foto Plaza 1 |
Por todo esto todavía doy más valor a tu actuación, que por sí sola
y en otros tiempos te habría valido un buen número de contratos.
Pero de lo que todos estábamos seguros, es que al menos te valdría para que tu
nombre apareciese anunciado en los carteles de esta novedosa feria de
otoño. La del sorteo.
Seguramente el Señor Casas no estuvo en Madrid ese día, lo que no
es disculpa, porque gente de su amplio grupo y confianza, sí estaría. Y si
no, están los videos y como todos los medios taurinos de forma unánime
lo cantaron. Por eso duele más tu ausencia.
Hoy retumbarán en tu mente una y otra vez ese: “tanta lucha, pa ná”,
que en su día pronunció tu apoderado, Pepe Luis Vargas, con el que
tantas horas de toreo de salón, de sueños, de lucha has
compartido este año…
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"Tú sí estás en mi otoño". Foto Plaza 1 |
Sé que mis palabras de poco servirán, pero cuando la temporada eche
el cierre, las luces se apaguen, las plazas españolas cierren sus
puertas y el invierno coja fuerza, mi mente de aficionado recapitulará para
ver lo que quedó grabado en mi memoria esta temporada 2018. Eso es lo
que verdaderamente distingue el arte. La inmortalidad del recuerdo
que queda marcado a fuego en nuestro corazón de aficionado. Ese
arte que parece desconocer el que dice llamarse “su productor”. El arte
que vi y esparciste en las Ventas.
Por eso Juan Ortega, solo te puedo decir que tú sí que estás en
mi otoño.
Y yo te espero, TORERO.
Luis Miguel López Rojas
24 de agosto de 2018.
Pinche para ver la faena de Juan Ortega de la que habla el autor. (Video Plaza 1)
Texto publicado el 27/8/2018 en el blog La razón incorpórea, de José Morente.
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