jueves, 27 de junio de 2024

URGE REFRESCAR EL ESCALAFÓN

Por Antonio Luis Aguilera 

José Ignacio Uceda Leal. Foto Plaza1

Están en todas las ferias importantes de la temporada. En los ciclos largos por triplicada o cuadruplicada impresión de su nombre en los carteles. Lo peor es que suelen completar sus citas igual que llegaron, haciendo que la afición siga preguntándose ¿y este qué ha hecho para estar otro año en tantas corridas si no justifica en la plaza el trato privilegiado de su inclusión? Nos referimos a los toreros apoderados por Matilla y Casas, los influyentes comisionistas que manejan los hilos que mueven el entramado del toreo. Son quienes los mantienen vivos en los carteles, los que les garantizan unas contrataciones que no se corresponden con las actuaciones de los que viven del recuerdo de lo que fueron, de otro tiempo que se fue y no tiene visos de volver. Han salido de las ferias de Sevilla y Madrid tocados, con el crédito bajo mínimos, pero seguirán ocupando los puestos que deberían pertenecer a quienes legítimamente han ganado en el ruedo lo que le birlan en las ferias.

Borja Jiménez. Foto Plaza1

La tarde que Talavante se dejaba ir un toro de cortijo de Santiago Domecq, con el que no se puso de verdad para torear ajustado, ofreciendo la panza de la muleta y templándolo para llevarlo hacia detrás en lugar de desplazarlo hacia afuera, para cuajarlo como merecía tan bravo, noble y  enclasado animal, hubo otro torero que sin ningún toro de tan excelsas condiciones dejó la gratísima impronta de su toreo clásico. Mientras un Alejandro sin gobierno, con violencia en el manejo de la muleta, poco  compromiso y sonrisas forzadas parecía implorar la complicidad del público, José Ignacio Uceda Leal se centraba en expresar su torería en las pocas embestidas que le ofrecía su lote, con el regusto de su elegante clasicismo, que esa tarde perfumaba la plaza y dejaba en evidencia a los que reparten y acoplan los puestos de las ferias según sus intereses. Cunde el hartazgo ante la abusiva repetición de quienes fueron figuras y son figurantes, toreros descentrados, desmotivados, sin ideas ni compromiso, que se dejan ir toros de verdadero triunfo grande, sin que el petardo sea obstáculo para continuar en las ferias.

Jorge Martínez. Foto Plaza1

Continuar marginando en los carteles a esos toreros que en buena lógica deben renovar el escalafón y lo han justificado en las plazas va contra la esencia del toreo. La pasada temporada, después de años ignorado y gracias al impulso de la «Copa Chenel» de la Fundación del Toro de Lidia, Borja Jiménez pudo dar el salto a un sitio de privilegio, el mismo que este año estaban dispuestos a arrebatarle al menor resbalón. Pero también en los veteranos hay quienes llaman la atención de los aficionados que, hartos de «sota, caballo y rey», anhelan ver en citas importantes, toreros cuestionados e injustamente orillados como Manuel EscribanoDaniel LuqueMiguel Ángel PereraPaco UreñaCurro Díaz Fernando Adrián, y por supuesto abrir la puerta de una vez a esos otros incipientes que en las pocas ocasiones otorgadas han demostrado tener más verdad y ganas de ser gente en el toro, que algunos de los coletas caducados impuestos por los comisionistas. Ahí están esperando a que les hagan caso muchachos con excelentes condiciones, como Jorge MartínezJosé Fernando MolinaVíctor Hernández o Isaac Fonseca, a quienes citamos entre un nutrido grupo de la nueva savia que necesita la Fiesta para ser más atractiva, generar interés y acabar con el aburrimiento de diestros más que previstos y vistos, que por su mandanga y sosería, además de por aquello de que el banquillo curte, tendrían que quedarse un tiempo en sus casas. Urge refrescar el escalafón. Hay que dar paso a quienes demuestran en el ruedo ilusión, condiciones y disponibilidad para justificar su inclusión en los carteles, para los que de verdad quieren ser figuras del toreo, algo que algunos han confundido con un título vitalicio. Las ferias no deben seguir hipotecadas por los intereses particulares de los comisionistas que ejercen como empresarios y apoderados.